sábado, 29 de enero de 2011

CATARSIS



Siempre he oído aquella expresión del "año nuevo, vida nueva" Y la he considerado digna de necios, de imbéciles de sobrenombre. Hablo del creer que el cambio en el número de unidad que marca nuestra fecha modificará el rumbo de alguna desgracia acontecida. Aunque si bien nuestros políticos ya están ahí para que dicha expresión vuelva a salir a flote una vez más, y así no perdemos nuestras costumbres, ni nuestra frase hecha.

Una pizca de gracia que entró por orden el día dos de enero. Por obra y gracia divina de nuestros elegidos se prohibió lo que poco años antes se remodeló. Dichosos los que entren en los bares españoles... debieron pensar. Sin embargo, yo sigo viendo muchas lagunas en todo esto. Y lo que preocupa verdaderamente en ese país no tiene nada que ver con el cigarrillo que acompaña la caña, el café, o la copa de turno, ¿verdad? Se elude la incapacidad para provocar alguna mejora en la situación. Situación que, por cierto, tocó fondo hace ya algún tiempo.

Aún sigo quedándome perplejo delante del televisor al ver las noticias diarias, y aún sigo sin comprender por qué se sigue dando cancha a unos incompetentes cada vez más infravalorados a nivel internacional. Pero aparquemos los tópicos por un momento. Qué más da que unos sindicatos comprados se vayan de mariscada cuando se habla de huelga general, eso no tiene la mínima importancia. Y claro, como Gandhi habló de la no violencia, lo mismo le otorgan esos señores otro premio Nobel de la Paz a un cualquiera, como Menchú. Claro, yo lucho para y por el pueblo, pero a la hora de la verdad le dan por la rabadilla, y se la meto doblada de forma apaisada. Perdóneme ex ministra por no acordarme de usted antes, y no haber escrito un/a cualquiera. Fíjese, que ya ni la recuerdo casi, y es que como tiene tantas compañeras, que encima no son ni la mitad de guapa que usted, que se inmolan con su sola presencia delante de una cámara, que...

Y para no perder el hilo... Mire Ángeles, déjese de joder ya, que bastante tenemos. Vamos, que el nota que no quiera gastarse pelas en el cine, ¿no tiene derechos? Y luego por detrás, están todos esos artistas votantes que cobran por la puta cara un impuesto desmedido e injustificado. Qué quieres quitarle al pueblo desgraciado, deje el megavideo, mujer, qué le cuesta, si seguro que usted también recurre al dichoso programa cuando va muy apurada. O a lo mejor le gusta revisar muchas noches las dantescas obras que realizó, lo cual hablar de ellas me producen repentinas nauseas. Y después censuras a tu antojo, y luego sale un compadre tuyo hablando de la época anti democrática, pero la mayoría que no conoce eso, pues comenta lo que vive, y la verdad, chica, que ustedes no nos lo están poniendo nada fácil.

Fuera de tonos que rodean la jocosidad y las ganas horrendas de descojonarme, hay que ponerse más enervado. Y creo que desde el exilio las cosas se ven mucho más acorde con la realidad, cuando vives otro entorno, cuando no estás presente, la objetividad aumenta, compruébenlo si tienen la oportunidad. Aunque si bien, no dejen de tomar precauciones y buscar soluciones, pero quién soy yo para aconsejarles, seguro que cada uno ya lo ha tenido en cuenta, y vive del cómodamente, llevándolo todo para de frente.

Y por aquí vamos vagando, pasándolas canutas, y se tiene la continua premisa y obcecación con los mismos de siempre. Y luego salta uno de entre la multitud y afirma lo típico escuchado, “aquí nunca nadie hace nada” Lo cual no tiene mucho sentido para el menda que no llega a comprenderlo del todo. Y todos nos acordamos de la zorra que nos trajo al mundo en un momento de cabreo, y lo fácil es aclamarlo de una manera u otra. Total, como digo siempre, a quién coño le importa lo que hagas. Siguiendo bien de cerca la corrupción de las altas esferas, el aire podrido de dinero sucio que calla bocas y silencia los pensamientos más brillantes, ¿qué importa de nuevo, si yo salgo de la austeridad? Pues eso…

La sociedad llena de paletos racistas e incompetentes que no miran más allá de sus narices, y una juventud que ni siente ni padece. Y mi vecino de arriba, el cual no aguanto, sigue siendo el mismo “paliza” de todas mis tristes mañanas. Por otro lado, un hombre que va al currelo hastiado de todo, y esperando que el contador de su vida llegue a cero porque ya no tiene ninguna gana. El maromo no se puede mirar al espejo sin encontrarse de frente con la cruda realidad que le muestra su infinita ineficacia y mediocridad. El tipo coge su maletín e intenta pasar sin hacer mucho ruido, dando palos de ciegos, a ver con qué nos encontramos hoy, siendo todo un misterio de malas rachas que nunca pasan. Ay, del cabrón que dijo que siempre vendrían días mejores, o que después de la tempestad…

Encontrando esa obra de arte que purifique al espectador, el método que te llevará a una felicidad tranquila, a un karma sosegado, fuera de las ambigüedades que ello pueda repercutir. Salir de todo bucle que les irrite, el cómo y cuándo, la forma de borrar de nuestras mentes esos rostros preocupados, angustiados al no poder mirarse al espejo. Ante un sin fin de tragedias cotidianas que nadie sabe y llevan a cuestas todos menos los parásitos sociables. Al mentir a tus queridos, al ponerles buena cara y sonreír cuando no hay cosa que te apetezca menos en ese preciso instante. A obviar los errores y abrazar las reducidas ganas que se queden rezagadas por el camino. A soñar con lo imposible, y a querer lo prohibido.

¿DÓNDE COÑO ANDAS? VENTE PRONTO