miércoles, 9 de septiembre de 2009

CUANDO VIAJÉ POR EL MUNDO.

Cuando viajé por el mundo a esa parte que tanto me seducía, intenté quedarme con lo verdaderamente interesante, con lo que me atraía enormemente y con las esencias más puras.
Estando yo en baja forma para corretear por ahí, me propuse ir a por todas. Leía todos los días tragedias en los periódicos, pensándome yo que era algo dogmático en éstos y que rigurosamente siempre estarían, porque representaban su todo. Claro está, como no, me equivoqué y llegue a la conclusión, solamente mía, que lo único que les interesa es la violencia, la muerte sin ella está incompleta, y ya no importa tanto, aunque te deje en una solitaria y sublime tristeza.

Cuando yo viajé por el mundo a esa parte que tanto me impulsaba, intenté no quedarme con feos detalles, ni con hostilidades, tampoco con las miserias, tampoco con tu mala fe y por supuesto con las tentaciones que en mí intentaste provocar.
Si algún día yo cojo mi petate y me largo, seré un alma libre e intentaré parar por cada uno de tus rinconcillos alejados, aún donde ni siquiera Dios llega, para ver lo maravilloso de “tí”. Cójame usted en brazos, déjeme ver y dígame, ¿es así todo lo que quiere mostrarme?, seguro que entonces todo me queda mucho más claro.

Cuando yo viajé por el mundo a esa parte que tanto añoraba, intenté no agobiarme al volver, ser cauteloso y paciente, porque todo puede romperse algún día y deseando estoy que aguante un tanto más o quizás es mejor acabar con esta agonía que pende de una guita y que todo se vaya por el bello y tenebroso acantilado.
En algunas ocasiones la desesperación me llegaba, no sabía contestar tantas cosas y me faltaba esa información necesaria. Debido al desconocimiento de lo desconocido, de los entendidos, y no entendidos, decidí preguntar a vagantes que siempre me daban una respuesta distinta.

Caando yo viajé por el mundo a esa parte que me provocaba misticismo, intenté no precipitarme y querer descubrirlo todo en un día, todo llega en su momento oportuno, me dijo alguien alguna vez.
Aseveraciones y muy rotundas se podían oír, pero yo no estataba tan confiado. Encontrándome yo en una postura defensiva, no fuera a ser que algún berrinche me atacara, no estaba con la total certeza de la pulcritud disimulada que me rodeaba. Percibía algo insólito e inusitado, que me encontraba en un lugar inhóspito y torvo, y bajo esa máscara de carnaval se encontraba todo el meollo de tan inaudito ascetismo.

Cuando yo viajé por el mundo a esa parte que tanto quería, intenté cogerte de la mano, llevarte de paseo a cada instante, ver y beberme tus lunas enteras y visitarte en cada zaguán.
Entonces comprendí de lo que estabas hecha verdaderamente, tu antigüedad era lo de menos, siempre has perdurado y siempre lo harás, por mucho que te lo hayan puesto difícil. Aprendí a quererte a mi manera, al igual que tú me querías a la tuya, seguramente se trata de una relación inevitable, porque te hicieron tal y como yo soñaba antes de nacer. El destino me puso a parar allí y mira que no ha sido un camino fácil, pero también has aprendido a quererme, aunque hay veces que me fui y rehusé de ti. No me avises cuando te vayas porque yo no pienso hacerlo si me voy, ya sabes de sobra que no aguanto las despedidas y menos si me tengo que despedir de “ti” una vez más de tantas otras, creo que un día de estos no lo soportaré más. Que no te ensucien, que no te critiquen, que no hagan un mal "huso" contigo, no lo consientas, porque yo no voy a permitirlo. Me llevas por el sendero correcto creo, no renuncies a mí, no te rindas conmigo, que ya empezamos a encauzar esto, aunque yo me quede con mi pena y tú con las tuyas, que también son las mías.