Bajo ese cielo de Luna llena Avellanedense, donde lo maravilloso tuvo lugar y el baile, antaño, a ritmo de orquesta cubría el gran salón de la festividad. Donde el sueño no acaba nunca si uno no deja de creer en lo factible que pueda ser.
Bajo Nueve Reinas que gobernaron todos mis sentidos, atrapados por ese sin fin de enredos agradables, trazados con una maestría absoluta por dos pícaros evasivos.
Bajo esa Novia olvidadiza que volvió a lucir engalanada, para enseñarnos la vida desde otro punto de vista. Donde el hombre que parece el más magnánimo del mundo tiene aparición. Donde ese protagonista volvió a enloquecerme, a provocar que de mi boca saliera otro grito aclamando su extraordinaria capacidad para embaucar.
Bajo la ira de un Niño, donde los siete capitales se concentran en un ser tan pequeño que maduró de forma temprana e incorregible.
Bajo una dictadura militar convertida en Kamchatka, y reflejada en los ojos de un crío que se vería obligado a jugar al afamado escondite.
Bajo una artimaña de Aura lobezna, donde gana el que otorga, y el que otorga lo hizo callando. En una esfera psíquica que recrea toda forma de conciencia humana, donde las obsesiones desequilibran la balanza, y los planos nunca podrán ser trazados a la perfección endiosada.
Bajo unos Ojos que guardan el mayor Secreto de unas vidas condenadas a entenderse. Donde todas las inmundicias del ser humano se encuentran concentradas en un cónclave inaudito. Y una persona cansada de esperar y no hacer nada…
El cine argentino llamó a mi puerta de forma necesaria e irremediable… Allá los filmes se entienden, se visionan, se realizan, se quieren, se comentan, se leen, se escriben, se admiran, se filman desde otra perspectiva totalmente ajena a lo que conocemos, y es ahí lo enamoradizo del viaje.
El contemplar su filosofía, su forma de amar, convertida en pasión exacerbada. Su temple para dialogar, su capacidad para oír y escuchar, su acento embaucador, igual de tramposo que de adorable, nos transporta a un viaje por La Plata del que deseas nunca volver. Todo pasa en esos instantes, tu vida real es aparcada durante esas horas. No piensas en nada mas que en lo verdaderamente importante que visionas.
Decía un taxista bonaerense, que allá siempre van a saber ponerle la sonrisa a las tempestades, saldra´n del quilombo, pues siempre merodean alguna que otra tormenta por los albores de La Plata. Cuando no es una desgracia es la otra, y así todo queda en un círculo inacabado de sucesos inverosímiles, que rozan casi siempre la más tremenda y gamberra poca vergüenza.
Con el cine argentino me hice hombre. Con ello aprendí infinidades de conocimientos obsoletos hasta entonces. Maduré con “Nueve Reinas”; me conmoví con “El Niño que gritaba puta”; me emocioné con “El Hijo de la Novia”; me exalté con la “Luna de Avellaneda”; baile´ con lobos, y sufrí la mas excitantes de las intrigas con “El Aura”; Lloré con “Kamchatka”; y me maravillé, loco, con “El Secreto de sus Ojos” Transportándome a ese limbo deseado cada vez que dispones de una obra maestra, ante una atenta mirada deseosa de encontrarse con secuencias que siembren el rubor, provocado por una sonrisa tonta incapaz de despojarse del rostro.
Pudiendo remarcar multitudes de obras maestras, me centraré en tales, que en mi vida reciente y no tanto, me han marcado de una manera especial… Teniendo casi en su totalidad un mismo director y un actor por los que siento cierta preferencia desmedida en todos los sentidos. Por si los mas despistados no se han dado cuenta.
No es momento de seguir escribiendo, cállense, centren sus ojos, no pestañeen ni siquiera, escuchad… no oíd. No dejen que otro entretenimiento banal y nimio os aleje de acá. No dejen que el néctar de cualquier dulce o pasa rato os adultere vuestro sabor natural. No se pongan guantes, ni tengan miedo a tocar, palpen sin temblar… Y si no han visionado alguna y/o ninguna de ellas, ¡HACEDLO YA! y dejarse de “pelotudeces”.
“Hemos recorrido distancias increíbles con nuestro espíritu. Conocemos cada extremo del mundo sin que nos hayas podido alcanzar. Tú no sabes nada de inmortalidad o de verdadero poder. Sabemos que eres un advenedizo que se miente a sí mismo y a los demás. Un ser vicioso y egoísta que jamás podrá realizar una acción desinteresada por nadie. Si crees que alguien te llamará hermano, te equivocas. No podrás unirte a nosotros porque no perteneces aquí. Entrégate a tus sueños y fantasías: esa es tu forma de conocer los misterios. No pierdas tu tiempo, no nos hagas perder el nuestro. Jamás conocerás la verdadera sabiduría de nuestros templos. Simplemente, vete.”
"Fui a los bosques para vivir a conciencia, para vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, desechar todo aquello que no fuera vida, y no darme cuenta, cuando llegara la muerte, de que no había vivido..."
(Carpe Diem. El Club de los poetas muertos)
(Walden, de Henry David Thoreau)
IF.
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa; si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí, pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda; si puedes esperar y no cansarte de la espera, o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras, o siendo odiado no dar cabida al odio, y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduria...
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen; si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo; si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre) y tratar a estos dos impostores de la misma manera; si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho: tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios, o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta, y perder, y comenzar de nuevo por el principio y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida; y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus musculosa servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza, excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser; si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte, si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado; si puedes emplear el inexorable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.
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