viernes, 29 de mayo de 2009

DE PISAR EL CÉSPED A VOLAR POR EL CIELO.


Como esta semanas estamos muy futboleros en este desfiladero, os regalaré dos cuentos del recien fallecido escritor, Mario Benedetti: Puntero izquiero y el Césped.


Mario Benedetti amaba el fútbol y la “Celeste” con un auténtico sentimiento “Charrúa”. Su exquisita visión del fútbol, descripta con esa caligrafía talentosa e inmortal, manifestaba en cada trazo lo más poético y artístico del juego que más amamos de un lado y del otro del Río de la Plata. Su equipo desde la infancia era el archiconocido Nacional de Montevideo y le apasionaban los derbis contra el Peñarol de la misma ciudad, donde en uno de ellos fue hasta pisoteado por una avalancha.


Benedetti creció embriagado por el auge del fútbol oriental, tal vez soñando un futuro de “puntero izquierdo”, sin imaginarse acaso, que se convertiría en una de las plumas más reconocidas de la literatura Latinoamericana.
El poeta, el uruguayo, el futbolero, nos dejó un legado colmado de letras brillantes y sensibles y en “El Césped”, nos invita a sumergirnos dentro de un fútbol desconocido, donde el tesoro del fútbol, el gol, a veces puede desencadenar una dolorosa tragedia.
El homenaje de la palestra a Mario Benedetti, el escritor, el poeta que supo hacer jueguito con las letras.

Dentro de su novela “Andamios”, relacionado con el exilio, podemos encontrar lo siguiente:
”Y ya que nadie te informa de cómo van Peñarol o Nacional o Wanderers o Rampla Juniors, te vas convirtiendo paulatinamente en forofo (Hincha, digamos ) del Zaragoza o del Albacete o del Tenerife, o de cualquier equipo en el que juegue un uruguayo o por lo menos algún argentino o mexicano o chileno o brasileño”.
Y sobre el encono de la relación entre Peñarol y Nacional escribe:
“Que un hincha de Peñarol se enamore de una chica de Nacional, o viceversa, puede originar resentimientos familiares de la envergadura, que los conviertan en los Montescos y Capuletos del subdesarrollo".



PUNTERO IZQUIERDO.


Vos sabés las que se arman en cualquier cancha más allá de Propios. Y si no acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana. Los años que estuvo hinchándola desde el alambrado y, la fatalidad, justo esa tarde no pudo disparar por la uña encarnada. Y si no acordate de aquella canchita de mala muerte, creo que la del Torricelli, donde le movieron el esqueleto al pobre Cabeza, un negro de mano armada, puro pamento, que ese día le dio la loca de escupir cuando ellos pasaban con la bandera. Y si no acordate de los menores de Cuchilla Grande, que mandaron al nosocomio al back derecho del Catamarca, y todo porque le había hecho al capitán de ellos la mejor jugada recia de la tarde. No es que me arrepienta ¿sabés? de estar aquí en el hospital, se lo podés decir con todas las letras a la barra del Wilson. Pero para jugar más allá de Propios hay que tenerlas bien puestas. ¿O qué te parece haber ganado aquella final contra el Corrales, jugando nada menos que nueve contra once? Hace ya dos años y me parece ver al Pampa, que todavía no había cometido el afane pero lo estaba germinando, correrse por la punta y escupir el centro, justo a los cuarenta y cuatro de la segunda etapa, y yo que la veo venir y la coloca tan al ángulo que el golerito no la pudo ni pellizcar y ahí quedó despatarrado, mandándose la parte porque los de Progreso le habían echado el ojo. ¿O qué te parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo Yi, donde ellos tenían el juez, los línema, y una hinchada piojosa que te escupían hasta en los minutos adicionales por suspensiones de juego, y eso cuando no entraban al fiel y te gritaban: "¡Yi! ¡Yi! ¡Yi!" como si estuvieran llorando, pero refregándote de paso el puño por la trompa? Y uno haciéndose el etcétera porque si no te tapaban. Lo que yo digo es que así no podemos seguir. O somos amater o somos profesional. Y si somos profesional que vengan los fasules. Aquí no es el Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y después ni se acuerden de vos. Yo sé que para todos estuve horrible y no precisa que me pongas esa cara de Rosigna y Moretti. Pero ni vos ni don Amílcar entienden ni entenderán nunca lo que pasa. Claro, para ustedes es fácil ver la cosa desde el alambrado. Pero hay que estar sobre el pastito, allí te olvidás de todo, de las instrucciones del entrenador y de lo que te paga algún mafioso. Te viene una cosa de adentro y tenés que llevar la redonda. Lo ves venir al jalva con su carita de rompehueso y sin embargo no podés dejársela. Tenés que pasarlo, tenés que pasarlo siempre, como si te estuvieran dirigiendo por control remoto. Si te digo que yo sabía que esto no iba a resultar, pero don Amílcar que empieza a inflar y todos los días a buscarme a la fábrica. Que yo era un puntero de condiciones, que era una lástima que ganara tan poco, y que aunque perdiéramos la final él me iba a arreglar el pase para el Everton. Ahora vos calculá lo que representa un pase para el Everton, donde además de don Amílcar, que después de todo no es más que un cafisho de putas pobres, está nada menos que el doctor Urrutia, que ése sí es Director de Ente Autónomo y ya colocó en Talleres al entreala de ellos. Especialmente por la vieja, sabés, otra seguridad, porque en la fábrica ya estoy viendo que en la próxima huelga me dejan con dos manos atrás y una adelante. Y era pensando en esto que fui al café Industria a hablar con don Amílcar. Te aseguro que me habló como un padre, pensando, claro, que yo no iba a aceptar. A mí me daba risa tanta delicadeza. Que si ganábamos nosotros iba a ascender un club demasiado díscolo, te juro que dijo díscolo, y eso no convenía a los sagrados intereses del deporte nacional. Que en cambio el Everton hacía dos años que ganaba el premio a la corrección deportiva y era justo que ascendiera otro escalón. En la duda, atenti, pensé para mi entretela. Entonces le dije el asunto es grave y el coso supo con quién trataba. Me miró que parecía una lupa y yo le aguanté a pie firme y le repetí que el asunto es grave. Ahí no tuvo más remedio que reírse y me hizo una bruta guiñada y que era una barbaridad que una inteligencia como yo trabajase a lo bestia en esa fábrica. Yo pensé te clavaste la foja y le hice una entradita sobre Urrutia y el Ente Autónomo. Después, para ponerlo nervioso, le dije que uno también tiene su condición social. Pero el hombre se dio cuenta que yo estaba blando y desembuchó las cifras. Graso error. Allí nomás le saqué sesenta. El reglamento era éste: todos sabían que yo era el hombre-gol, así que los pases vendrían a mí como un solo hombre. Yo tenía que eludir a dos o tres y tirar apenas desviado o pegar en la tierra y mandarme la parte de la bronca. El coso decía que nadie se iba a dar cuenta que yo corría pa los italianos. Dijo que también iban a tocar a Murias, porque era un tipo macanudo y no lo tomaba a mal. Le pregunté solapadamente si también Murias iba a entrar en Talleres y me contestó que no, que ese puesto era diametralmente mío. Pero después, en la cancha, lo de Murias fue una vergüenza. El pardo no disimuló ni medio; se tiraba como una mula y siempre lo dejaban en el suelo. A los veintiocho minutos ya lo habían expulsado porque en un escrimaye le dio al entreala de ellos un codazo en el hígado. Yo veía de lejos tirándose de palo a palo al meyado Valverde, que es de esos idiotas que rechazan muy pitucos cualquier oferta como la gente, y te juro por la vieja que es un amater de órdago, porque hasta la mujer, que es una milonguita, le mete cuernos en todo sector. Pero la cosa es que el meyado se rompía y se le tiraba a los pies nada menos que a Bademian, ese armenio con patada de burro que hace tres años casi mata de un tiro libre al golero del Cardona. Y pasa que te contagiás y sentís algo adentro y empezás a eludir y seguís haciendo dribles en la línea del córner como cualquier mandrake y no puede ser que con dos hombres de menos (porque al Tito también lo echaron, pero por bruto) nos perdiéramos el ascenso. Dos o tres veces me la dejé quitar pero ¿sabés? me daba un calor bárbaro porque el jalva que me marcaba era más malo que tomar agua sudando y los otros iban a pensar que yo había disminuido mi estándar de juego. Allí el entrenador me ordenó que jugara atrasado para ayudar a la defensa y yo pensé que eso me venía al trome porque jugando atrás ya no era el hombre-gol y no se notaría tanto si tiraba como la mona. Así y todo me mandé dos boleos que pasaron arañando el palo y estaba quedando bien con todos. Pero cuando me corrí y se la pasé al Ñato Silveira para que entrara él y ese tarado me la pasó de nuevo, a mí que estaba solo, no tuve más remedio que pegar en la tierra porque si no iba a ser muy bravo no meter el gol. Entonces, mientras yo hacía que me arreglaba los zapatos, el entrenador me gritó a lo Tittaruffo: “¿Qué tenés en la cabeza? ¿Moco?” Eso, te juro, me tocó aquí dentro, porque yo no tengo moco y si no preguntale a don Amílcar, él siempre dijo que soy un puntero inteligente porque juego con la cabeza levantada. Entonces ya no vi más, se me subió la calabresa y le quise demostrar al coso ése que cuando quiero sé mover la guinda y me saqué de encima a cuatro o cinco y cuando estuve solo frente al golero le mandé un zapatillazo que te lo boliodire y el tipo quedó haciendo sapitos pero exclusivamente a cuatro patas. Miré hacia el entrenador y lo encontré sonriente como aviso de Rider y recién entonces me di cuenta que me había enterrado hasta el ovario Los otros me abrazaban y gritaban: “¡Pa los contras!”, y yo no quería dirigir la visual hacia donde estaba don Amílcar con el doctor Urrutia o sea justo en la banderita de mi córner, pero en seguida empezó a llegarme un kilo de putiadas, en la que reconocí el tono mezzosoprano del delegado y la ronquera con bitter de mi fuente de recursos. Allí el partido se volvió de trámite intenso porque entró la hinchada de ellos y le llenaron la cara de dedos a más de cuatro. A mí no me tocaron porque me reservaban de postre. Después quise recuperar puntos y pasé a colaborar con la defensa, pero no marcaba a nadie y me pasaban la globa entre las piernas como a cualquier gilberto. Pero el meyado estaba en su día y sacaba al córner tiros imposibles. Una vuelta se la chingué con efecto y todo, y ese bestia la bajó con una sola mano. Miré a don Amílcar y al delegado, a ver si se daban cuenta que contra el destino no se puede, pero don Amílcar ya no estaba y el doctor Urrutia seguía moviendo los labios como un bagre. Allí nomás terminó uno a cero y los muchachos me llevaron en andas porque había hecho el gol de la victoria y además iba a la cabeza en la tabla de los escores. Los periodistas escribieron que mi gol, ese magnífico puntillazo, había dado el más rotundo mentís a los infames rumores circulantes. Yo ni siquiera me di la ducha porque quería contarle a la vieja que ascendíamos a Intermedia. Así que salí todo sudado, con la camiseta que era un mar de lágrimas, en dirección al primer teléfono. Pero allí nomás me agarraron del brazo y por el movado de oro le di la cana a la bruta manaza de don Amílcar. Te juro que creía que me iba a felicitar por el triunfo, pero está clavado que esos tipos no saben perderla. Todo el partido me la paso chingándola y tirando desviado o sea hipotecando mis prestigios, y eso no vale nada. Después me viene el sarampión y hago un gol de apuro y eso está mal. Pero ¿y lo otro? Para mí había cumplido con los sesenta que le había sacado de anticipo, así que me hice el gallito y le pregunté con gran serenidad y altura si le había hablado al delegado sobre mi puesto en Talleres. El coso ni mosquió y casi sin mover los labios, porque estábamos entre la gente, me fue diciendo podrido, mamarracho, tramposo, andá a joder a Gardel, y otros apelativos que te omito por respeto a la enfermera que me cuida como una madre. Dimos vuelta una esquina y allí estaba el delegado. Yo como un caballero le pregunté por la señora, y el tipo, como si nada, me dijo en otro orden la misma sarta de piropos, adicionando los de pata sucia, maricón y carajito. Yo pensé la boca se te haga un lago, pero la primera torta me la dio el Piraña, aparecido de golpe y porrazo, como el ave fénix, y atrás de él reconocí al Gallego y al Chiche, todos manyaorejas de Urrutia, el cual en ningún momento se ensució las manos y sólo mordía una boquilla muy pituca, de ésas de contrabando. La segunda piña me la obsequió el Canilla, pero a partir de la tercera perdí el orden cronológico y me siguieron dando hasta las calandrias griegas. Cuando quise hacerme una composición de lugar, ya estaba medio muerto. Ahí me dejaron hecho una pulpa y con un solo ojo los vi alejarse por la sombra. Dios nos libre y se los guarde, pensé con cierta amargura y flor de gusto a sangre. Miré a diestro y siniestro en busca de S.O.S. pero aquello era el desierto de Zárate. Tuve que arrastrarme más o menos hasta el bar de Seoane, donde el rengo me acomodó en el camión y me trajo como un solo hombre al hospital. Y aquí me tenés. Te miro con este ojo, pero voy a ver si puedo abrir el otro. Difícil, dijo Cañete. La enfermera, que me trata como al rey Farú y que tiene, como ya lo habrás jalviado, su bruta plataforma electoral, dice que tengo para un semestre. Por ahora no está mal, porque ella me sube a upa para lavarme ciertas ocasiones y yo voy disfrutando con vistas al futuro. Pero la cosa va a ser después: el período de pases ya se acaba. Sintetizando, que estoy colgado. En la fábrica ya le dijeron a la vieja que ni sueñe que me vayan a esperar. Así que no tendré más remedio que bajar el cogote y apersonarme con ese chitrulo de Urrutia, a ver si me da el puesto en Talleres como me habían prometido.



EL CÉSPED.


“Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado, cae seguramente en un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros, cuando el que se queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no decisivo, es lo mismo. Lo bueno en treparse unos sobre otros mientras los rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos, cabizbajos, cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna es tan disfrutable el racimo humano de vencedores como el drama particular de cada vencido…”

Para leer completo:

http://www.poesia-inter.net/mb96b066.htm

lunes, 25 de mayo de 2009

AHORA MÁS QUE NUNCA, SENTIR, LUCHAR, GANAR, PODEMOS.


A menudo ando, camino, paseo, troto, esprinto por ese sendero de idiosincrasia e hipocresía a veces insultante, donde el azar y la fortuna habitan y tienen acto de presencia, derrumbándote toda tu lucha, entrega y credibilidad. Voy intentando explicar algún estado emocional o pasional que nos abruma, algún estado de ánimo que nos ensalza o nos lleva por el camino de la amargura. A menudo me pregunto, qué he hecho yo para sufrir de esta mísera manera, a menudo ni yo mismo se la respuesta y a menudo, amigos, cada día me siento más acorde con la causa y a gusto por mi condición única y especial para mí, inexplicablemente.


Durante cuatro años malos, paupérrimos, pésimos, inexplicables, solamente ha habido una cosa regular, firme, que nunca falla, esa cosa es el apoyo de la masa incondicional. Una masa que hasta hace poco y después de haber aguantado estoicamente durante estos bochornosos años, ahora se le ha puesto en duda, y mi pregunta es la siguiente, ¿hay algo comparable con tal cosa como para que se le ponga en duda?, pues yo creo que no. Pienso que nadie puede juzgarnos, nadie se ha ganado tal derecho, nadie se ha conformado con tan poco, ni tampoco nadie ha convertido una insignificancia en un gran hito.
Tampoco unos descerebrados con licencia para adquirir huevos podrá manchar nuestra historia, nuestros 102 años de grandeza. De una grandeza que sólo nosotros le hemos concedido, de vivir, luchar y sentir por algo tan insignificante para algunos, pero a la vez tan necesario para otros. Amigos, de lo que hoy os hablo es de una forma de vida diferente, de algo especial o anormal, eso lo dejo a gusto de cada uno, de llenar ciudades enteras con nuestro ser, con nuestro ímpetu, con nuestra verdad, una única y soberana verdad.
Por mucho cacique que nos represente, por mucho títere y bufón que le asocie, por mucho hazme reír que ello conlleve, por muchos huevos o botellas que hagan intento de oscurecer nuestras trece barras, por mucho que aunque deberíamos estar en posición holgada y llegar a este acontecimiento con los deberes más que hechos, NO NOS RENDIREMOS, AHORA NO. Yo no he viajado, no he mal gastado tiempo, dinero y salud, no he chillado, reído y llorado en vano, yo por lo menos NO, y me niego a resignarme, y si nuestro destino es que el año que viene el abono nos cueste la mitad, yo afrontaré ese destino igual o más ilusionado aún si cabe.
Yo no voy a claudicar o rendir pleitesía, ¿y vosotros?................
Sí lo que digo lo hago con tanta seguridad es porque el encuentro que se nos aproxima, amigos, lo vamos a saldar con creces, yo creo, ¿y vosotros?, ahora es el momento de volver a sacar esas pancartas que tanto nos conmovieron, PORQUE NO HAY MAYOR TÍTULO QUE LLEVARTE EN EL CORAZÓN.


NO ME FALLES AHORA BETIS, YO NUNCA TE HE FALLADO.




martes, 19 de mayo de 2009

DEFENSA DE UNA ALEGRÍA ENTRISTECIDA.


La poesía, decía Benedetti, es “un altillo de almas”, un “tragaluz para la utopía” y “un drenaje de la vida que enseña a no temer a la muerte. Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería.
También dedicó tiempo a la prosa, los cuentos. El cuento “es el género más gratificante, tanto para el autor como para el lector” pues “desde tiempo inmemorial a las personas les gusta que les cuentes cosas, y a algunos nos gusta contarlas", decía el autor uruguayo de nacimiento, en concreto de Paso de los toros (Tucuarembó).

Soy un gran admirador de Benedetti, sobretodo por de su poesía, género que me enamora. Creo que hay dos poesías, para mi gusto literario, que destacan de una forma más llamativa sobre el resto, que son "Corazón Coraza" ("Gracias por el fuego") y "Táctica y "Estrategia", sin olvidarme del más famoso "Defensa de la Alegría", versionada a la música por Joan Manuel Serrat. En mi humilde opinión Mario Benedetti tenía algo que le diferenciaba de muchos otros autores más técnicos, ese algo es la Simpleza. Con esa simpleza el escritor uruguayo nos lleva a un mundo de cosas simples, no abstractas pero perfectas que hacen de la vida, de su sentir y de sus letras algo marivilloso y jodidamente fantástico. GRACIAS MARIO, EN TUS LETRAS SIEMPRE ESTARÁ TU EXILIO, GRACIAS.


CORAZÓN CORAZA.


Porque te tengo y no

porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza


porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro


porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque

la noche pase y yo te tenga

y no.


DEFENSA DE LA ALEGRÍA.


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.


TÁCTICA Y ESTRATEGIA.


Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

jueves, 14 de mayo de 2009

FOREVER YOUNG.

A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella, ¿qué es peor?- dijo Christian Friedrich Hebbel.

Qué es sentirse joven.

Es amar, cantar y abrazar la vida a cualquier edad. Es vibrar con los momentos buenos, pero también con los no tan buenos porque es crecimiento personal. Es tener tolerancia, comprensión y piedad, es cantar una canción, besar a su padre, a su hermano o a su abuela con intensidad y mostrar una sonrisa sincera. Ser joven es escribirle al amigo ausente, gozar con una puesta de sol, del aire, de las noches con luna y de las estrellas, que son como ángeles del cielo. No criticar al vecino, gozar con el perfume de una flor y el canto de un ave, y es gritar eufóricamente de emoción.
Es derramar una lágrima por el título ganado con esfuerzo, caminar en un día lluvioso, no fastidiar a los demás, detestar el insulto y la grosería y reclamar por el derecho vulnerado de una mujer embarazada o el de un anciano.
Es permanecer amando, deseando, descubriendo y sonriendo ante quienes encontramos en nuestra rutina diaria.
Es visitar a la abuela enferma, asistir a la fiesta, bailar animadamente y mirar profundamente los ojos de su pareja. Es dormir plácidamente, soñar y cantar en la iglesia fuera de tono, ser joven es mezclar todo a pesar de la edad que tenga: 30, 40, 50, 60, 70 o 15.
Es abrir las puertas de la esperanza, abrazar a una amiga, leer un libro, emocionarse hasta las lágrimas, escuchar la letra de una canción y estremecerse con recuerdos ya olvidados.
Es vivir la vida disciplinada, pero arriesgándola por los sueños, metas u objetivos, es conocer que en cada día existe una nueva oportunidad para vivir con intensidad.
Es sentir lo que expresó alguna vez Kart Barth: "Desearía vivir tres siglos más, no porque tema a la muerte, sino porque me extasío con la vida".
Ser joven es no darle importancia a la edad cronológica, es seguir viviendo ilusionada aun con 80, es desear ir el parque, gozar con la resolana o la llovizna, emocionarse con la semilla plantada convirtiéndose en flor y saborear la torta preparada con amor.
No cabe duda de que el arte de vivir se aprende viviendo, pero a través de sus propias experiencias, profundamente y con cada minuto de su vida. Muchas veces la realidad nos transporta a universos de gente resentida, envidiosa, tímida, acomplejada, antipática, con complejo de inferioridad, llena de inhibiciones y mal intencionada. es una madeja inagotable de complejidades, de seres incapaces de creer en sí mismas y, lo que es peor, haciéndoles imposible la existencia a todos a su alrededor.
¿Existe una llave de oro para poder entrar en el reino de la armonía y del equilibrio para sentirse siempre joven? Pienso que sí, es ir descubriendo el lado positivo en todas las cosas, y buscar, porque "todo lado oscuro tiene un bien oculto."


Califique sus vivencias, deje de lado los problemas, permita que las cosas sean lo que son, no malgaste sus energías y trate de cambiar aquellas situaciones que no la dejan crecer, manténgase joven con el cuerpo, la mente y el corazón, sin ''pre-ocuparse'' sino ''ocupándose'' de lo que verdaderamente vale la pena...




FOREVER YOUNG. ROD STEWART. ROCK IN CHILE.