lunes, 27 de diciembre de 2010

Y qué más da

Que ya no era la “ídola” que había sido para él, menuda decepción. Que no lo podía creer, pero aún así la condenaba a los infiernos. Que el mito se estaba esparciendo como motas de polvo, y su palmarés perdiendo, sin ser tenido en cuenta. La mujer que maravilló a todos los amantes del atletismo pasa del edén al abismo en un día, y seguramente, después de muchas tardes relevantes en su historia y en la nuestra, esta será sin duda alguna la más recordada, y ni siquiera tuvo que ponerse su felpa mágica.


Duro y escabroso es el camino que conduce a la victoria, que al alza te llevan en volandas por los hitos del atletismo. Los aplausos a su llegada se acrecentaban, ella caía bien a los amantes, no importaba nacionalidad, ¿qué más da si era Marta la que hoy corría?

Currante, se fue otorgando un lugar en nuestros corazones. Cuando veíamos esa melena rubia en algún evento de cierta importancia nos paralizábamos. Sentía una adrenalina parecida a la vivida en mi estadio de fútbol, la situación se asemejaba a esos minutos finales donde nuestro equipo de toda la vida se jugaba lo crucial en ese preciso instante. Los alientos y resoplidos ya no eran tan sonoros, y los murmullos se apaciguaban hasta el cese, sólo se espera el estruendo formado por un sonido que marcara el comienzo, y qué comienzo.


Ella de primeras siempre intentaba buscar una posición cómoda que no la apartara mucho de la cabeza, se rumoreaba en el ambiente que era bastante perspicaz para eso. Con el rictus serio y sobrio, como sólo esas personas de Castilla son capaces de poner, iba avanzando sin dar motivo alguno de acongojo para los que deseaban su aclamación final. La distancia no era un problema, pues ella se aclimataba bien a lo que le echaran.

Y ha habido muchos finales, se ganó y se consiguieron logros muy importantes para el atletismo español. Otras veces se subió al segundo o tercer cajón, nadie es perfecto como diría aquel. E incluso hubo decepciones, caídas atroces como la sucedida en los últimos Olímpicos. Ese maldito último obstáculo, Marta. Aún recuerdo como te levantaste, miraste a los tuyos y sonreíste, como si un niño pillo se cae jugando con sus amigos y se quita todo atisbo de ridículo que pueda acontecer en el mismo instante. Luego tu entrevista, seguías risueña, sabías que habría más oportunidades. ¿La edad? Eso para ella era lo de menos.

Hace poco que declaró al salir del juzgado, y no mostró señal de agobio ni de enfado, atendió con esa sonrisa típica en ella, conocida de sobra por todos. Ahora lo mismo está en su casa igual de indignada que yo, preguntándose dónde coño está esa presunción de inocencia no sólo jurídica, sino también moral. Sin querer leer ningún periódico, la mayoría deportivos, que rajan sus enaguas y tiran al agua todos sus logros, como si ella no los mereciera por haber vendido (presuntamente) sustancias ilegales. Ya no eres nuestra “ídola” Marta, te has desfasado a ti misma, no nos interesas, porque prefiero creer lo que dice El Marca, que es tan verídico, a lo que tú aseguras. Qué importa tu primera medalla en el Europeo de Estocolmo en el 96, o tu primer oro en Viena en el 2002… Qué más da que no hace mucho te proclamaras la mejor del mundo… Eso ahora no es relevante para muchos, olvídalo.


Lo mismo la atleta está tan asombrada como “moi” del sensacionalismo que se está creando a costa de su persona, e incluso le repugna, claro que sí. Y si ella afirma que la guardia civil no encontró en su casa esas sustancias, sino que sólo tienen en su poder unas escuchas telefónicas, pero el Marca lo desmiente, ya seguro que hasta le entra sueño, porque la impotencia fue creada para los perdedores y cobardes, y tú no lo eres, Marta. Tú eres capaz de todo, una luchadora, demuéstralo.


Y cuando pasen los años, yo seguiré hablándo al desconocido que me pregunte de ella, al que no la haya visto correr esa felpa de color rojizo claro por las pistas de atletismo; al que no se haya plantado por unos minutos delante del televisor para sentir las pulsaciones a mil por hora; al que de una manera u otra no haya sentido esa sensación de victoria ajena…

Entonces cada uno juzgará, se declare culpable o no, quien fue Marta Domínguez.



lunes, 13 de diciembre de 2010

JE DÉTESTE

Detesto que me despierten; detesto no poder oír el sin fin de melodías que pongo en el móvil como despertador; detesto el día a día; detesto los saludos gratuitos; detesto las situaciones incómodas; detesto ser tímido en un principio; detesto la falta de originalidad; detesto las quejas y lamentaciones continuas; detesto mi incompatibilidad con las tecnologías; detesto el cierre de una puerta; detesto comer temprano; detesto las clases por la tarde; detesto el calor; detesto mi pereza; detesto a los indiferentes (del club de ni pinchar ni cortar); detesto a los paletos racistas; detesto las malas formas; detesto la coliflor; detesto el “no” a todo; detesto a los fúnebres; detesto la suciedad; detesto el mal olor; detesto las viejas que se cuelan en la cola del supermercado por creerse con más derechos; detesto a los conductores impávidos y flemáticos; detesto el café soluble; detesto las pashminas; detesto a los prepotentes que al oler su mierda creen estar en el edén; detesto a las personas que sólo leen Best seller; Detesto el grito y el no saber hablar en silencio; detesto el ron; detesto la pasividad al organizar un viaje; detesto que se olviden de mí; detesto que me salten; detesto que me infravaloren; detesto que no compitan; detesto las bromas a cada instante; detesto que no pueda tomarme en París ninguna pinta sin tener antes que consultar su precio; detesto la gente que sólo visiona películas objetivamente dantescas; detesto que me pidan opinión y luego no la tengan en cuenta; detesto que me expliquen sin conocimiento de causa; detesto a las personas que miran antes las soluciones para resolver un autodefinido; detesto conducir; desteto estudiar Derecho; detesto a los cort@s de mente; detesto esperar para coger un tren; detesto “las jibiedades”; detesto a los mosquitos; detesto a las personas que mandan callar; detesto al Sevilla FC; detesto a los chovinistas; detesto las faltas de ortografía; detesto la lluvia en forma de chirimiri; detesto la humedad; detesto la puntualidad; detesto mis manos cortadas por el frío; detesto la crema hidratante; detesto (en homenaje) las extremidades inferiores del cuerpo; detesto a la RAE y su omnipresencia; detesto ver como te marchas, pero al mismo tiempo me encanta ver como te vas; detesto los pedos ajenos; detesto que me feliciten los desconocidos; detesto que me regalen lo primero que pillen; detesto los sombreros; detesto que se me dirijan en imperativo; detesto dormir con alguien; detesto afeitarme; detesto a la gente borracha que no tiene don para hacerlo; detesto la incontinencia; detesto mi intolerancia; detesto a los curas acomodados; detesto a los funcionarios enchufados por su jeta; detesto a los vividores a costa de otros; detesto a los políticos sin carisma; detesto a los radicales; detesto a los irracionales; detesto a los memos que piensan que follar es lo único a descubrir en una mujer; detesto lo banal; detesto el golf; detesto a los monotemáticos; detesto la vida sedentaria; detesto mi ordenador; detesto a los que visten horrorosamente; detesto a los serviciales en demasía; detesto dormir con calcetines; detesto que el puré de patatas me quede líquido; detesto ver cucarachas; detesto la modalidad grill del horno que me achicharra siempre el pan; detesto el no tener aire condicionado; detesto a los religiosos exacerbados; detesto mal vivir; detesto a los abstemios; detesto a las gordas que se rozan contigo en los sitios concurridos, para luego recordarle a sus amigas lo guarros que son los tíos; detesto a los que detestan la televisión cuando luego son los que primero la encienden; detesto dormir sin radio; detesto que se quejen que ronco; detesto los auriculares; detesto el cine español y a la ministra que lo abandera; detesto que anden con zapatos por casa; detesto los vasos colocados en el borde de la mesa; detesto los mazapanes; detesto ver como dibujan enormes falos con todo lujo de detalles; detesto la imaginación y pensamiento que muchas veces se queda en refugio de cualquier tipo de expresión; detesto no dar el primer paso; detesto que me manden callar; detesto toda conversión; detesto la derrota; detesto a los que saben perder sin tomárselo mal; detesto la mayoría de series televisivas de moda de las que todo el mundo habla; detesto a los cobardes; detesto la miseria y la burla; detesto que no me deteste mi enemigo; detesto a “los charlies” y probablemente también a algunos franceses; detesto planchar camisas; detesto a todas las señoritas que aseguran que George Clooney no les encanta; detesto a los encasilladores; detesto que no me den una oportunidad; detesto a los carentes de cultura mínima; detesto a los hombres que odian el fútbol; detesto las noches de insomnio; detesto a Colin Farrell; detesto la música de las discotecas; detesto a la amiga fea que siempre va acompañando; detesto las parejas descompensadas; detesto tener que levantarme a llenar mi botella de agua cuando ya estoy sentado; detesto hablar con una tía durante una noche para absolutamente nada; detesto tener que quedar con esa algún que otro día; detesto no atreverme a hacerlo; detesto hablar por teléfono; detesto que me acribillen a mails; detesto estar sobrio de noche; detesto mi falta de confianza; detesto tener que acabar con esto; detesto no recordar para detestar aún más.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Qué es la música?

Si en una tarde como la de ahora, después de haber sufrido una “wiskera” importante, en donde me pongo a repasar mi hilo musical, uno se va dando cuenta de los procesos que va sufriendo su ego durante las diferentes transiciones. Claro está que, algunos nos quedamos anclados en el pasado.

Y empieza la primera a tronar en mis casquillos, se escucha una eléctrica con el mismo son, mientras le acompañan un bajo y una batería con la misma base, acompasados de tal manera que todo parece estar sincronizado a la perfección, como si de un reloj antiguo de manecillas te estuviera avisando e instruyendo en cada momento. Una voz peculiar recita algo que te atrapa de repente, sin darte mucha opción a analizar lo que se esta diciendo, porque en seguida te pones a repetir lo mismo que vociferan esos señores del fondo. La guitarra no da cuartel, ahora el ritmo es bastante más frenético, tus ojos se cierran, y la chola comienza a agitarse de tal manera que, durante cuatro minutos y catorce segundos emulas al puto Kurt Cobain en pleno éxtasis durante uno de sus agónicos conciertos, aunque en este momento no escuche Nirvana.
La cosa ya va acabando, y lo sabes de sobra, nada ni nadie ha de avisarte del preciso instante en el que debes dejar de volver en negro. Aunque como se repite una vez tras otra: “Cause I’m back. Yes, I’m back.”

Quemo un trozo de corcho que encuentro a mi paso, seguramente se habrá extraviado de alguna botella de vino que engalanó la cena de anoche. Acto seguido se pinta en la pared que está a mi lado una inscripción en negro, y la batería invade mis oídos de forma soberbia. El letrero dice "A la piedra movediza nunca moho la cobija" En honor a esos trotamundos sin rumbo fijo, sin responsabilidad alguna por más que quieran acomodársela. La canción que encumbro a esos vagabundos de la vida es capaz de desatar a cualquier amante puro del viejo country tejano.
A lo mejor me voy de marras y pongo otra de estos magos, por cierto ¿cómo está Angie?

En su lujo ascender a los altares endiosados, cuando alguien pregunta de manera celestial a una chica si ha soñado alguna vez con él… Contando diez soldados de hojalata en línea. Y, si viene un tiempo. En que armas y puertas no te retendrán. Y si eres libre para elegir. Sólo hecha un vistazo al oeste y encuentra un amigo.

Con lo que sobra de la improvisada pintura, dibujo en mi rostro un significativo bigote. La casa esta bastante desordenada, hay que ponerse a recoger todo de manera inminente, por eso me preparo, la música sube de volumen. Pero... ¿esto qué es? Una aspiradora, y como un cazafantasmas empiezo la labor de manera rítmica, tal y como la aprendi de ese ser talentoso que me acompaña cada vez que voy en el coche… E insisto de nuevo, ¡quiero ser libre!

En un hotel que recuerdo con cariño pasaron cosas extraordinarias. Tranquilos, no tiene nada que ver con el sitio en donde Jack Nicholson perdió por completo el sentido de la razón. Me lo encontré por el camino del desierto, cuando el viento despeinaba cualquier cabellera. Os hablo de un sitio bello, de un bucle donde lo maravilloso ocurre sin cesar. Espejos en el techo, el champagne rosado en hielo… Y ella dijo, aquí somos todos prisioneros de nuestra propia invención. De donde nunca jamás podrás marcharte.

Me gustaría viajar a Japón, y que una melodía nada parsimoniosa de piano aclamara mi llegada. Soñemos con la mañana Osaka, y amémonos mientras esperamos que salga el sol en Oriente, algún día lo sabrás. A veces aun lo correcto está mal.

Bailemos un rato. Espero seguir siéntome joven cuando alcance una edad bastante avanzada, cuando la cabeza me cubra entera de canas. ¿Vas a soltar la bomba o no? Que la vida no se agote, que recobra siempre algún porqué. Que no pase nunca de moda. No me permitas nunca decir “nunca” ¿Realmente quieres vivir por siempre?

Mientras explotamos con el boom, creamos una nueva tendencia, una forma de vida distinta, una pasión exacerbada por esa revolution inglesa. Bueno agítate nena (agítate nena) Baila el twist y grita… Mientras salimos a la terraza a dar un poquillo de movimiento a las calles transitadas, llenas de monotonía. Mientras dimos con un nuevo batería guapo, el cual apreciábamos muchísimo. Mientras, bastante después, a otro se le iba la pinza, y creó algo nuevo por lo que imaginar, o alguna rallada que otra influidas por un ser que marcó otro rumbo, como la Revolución 9, totalmente irracional…, u otra en la que soñaba con el número nueve (AH! B´WAKAWA POUSS?, POUSS?) Después tuvo coincidencias reales con ese número que dan bastante pavor.
Mientras estuvimos en lo más alto del ranking, donde nada ni nadie podía hacernos ni el mayor atisbo de sombra. Mientras le cantábamos al ayer, al amor, al dejar ser, a algo simplemente, a un día en la vida, a una tal Jude, a querer tomar tu mano, a campos de fresas, a sumergirnos en mi vida, a juntarnos, a ver como mi guitarra llora, a decir “hola, adiós.”

Después de tantos malditos genios consagrados, nunca viene mal otorgar una oportunidad a unos engatusadores que van marchando por el camino correcto, a mí entender. Desperté de aquel sueño por morir ahogado en el Támesis. Tomas las piezas de los sueños que tienes, porque no te gusta la forma en la que parecen ir. Los cortas y los desparramas en el suelo. Estás lleno de esperanzas mientras empiezas a rearmar. Los pones juntos de vuelta. Pero de cualquier forma que veas las cosas e intentes. Los amantes se están perdiendo… Soñé que no tenía nada en absoluto.

Siempre tenemos esa debilidad con la que, sin pensarlo dos veces, nos arrodillamos sin mas, callamos y nos dejamos llevar simplemente. Con cada una de sus letras, con cada uno de los acordes que la banda de la calle, que le acompaña, nos otorga. Cuando nos transporta a las calles de Filadelfia para guiar a un abogado en un juicio imposible. Cuando una balada suena en un jardín secreto, con la belleza incomparable que imaginamos cuando observamos a nuestra prometida. "Show me the money" Cuando el fin llama a la puerta de un ente del pasado; cuando estás apunto de caer en el fracaso; cuando vuelves sólo a por un atisbo de la gloria de ayer; cuando le preguntas a alguien si ha visto a un hombre que tal vez sea él. Cuando nazco donde las Águilas de cabeza blanca. Cuando somos hechos para correr. Cuando bailamos en la noche. Cuando suspiramos por los gloriosos días. Cuando tenemos los ojos tristes. Cuando esperamos en un día soleado. Cuando escuchamos una radio de ninguna parte. Cuando bramamos en los páramos de la locura…

El rey del swing, o ¿era el sultán? En el minuto cinco de ésta, con una forma de tocar la guitarra sin púa de forma espectacular, como si estuviese dando una clase de la misma cada vez que se subiera a los escenarios. Recuerdo con una sonrisa el concierto por Montserrat, a fin de recaudar fondos para ayudar a la isla caribeña de Montserrat, afectada por las erupciones del volcán Soufriere. Recuerdo el elenco que entonó “Money For Nothing” y tú liderando aquella mágica estampa, la cual será recordada hasta el día que me la lleve a la tumba. Caminaré por la vida, y recitare los poemas de Shakespeare sobre Romeo y Julieta.

En un concierto ansiado que nunca llegó, al menos para este cura. Con unos 360º fuera de toda cordura. Yo todavía no he encontrado lo que estoy buscando. Quizás solamente sea uno. Y a lo mejor me entra el vértigo, mientras voy contando hasta catorce. Sólo espero seguir existiendo algún día con o sin ti.

martes, 24 de agosto de 2010

LA PRINCESA OLVIDADA


En 1784, un buque que partió de Francia con rumbo a la Isla Martinica, zozobró, hundiéndose en el fondo del mar. Abordo, se encontraba una niña llamada Aimée Du Buc de Rivery. Su familia la dio por muerta, y lloraron su triste pérdida.


En 1817, falleció la sultana Nakshidil. Su hijo, Mahmud II, afirmó que su madre era extranjera, posiblemente de origen francés, ya que lo hablaba a la perfección y que tenía un acento muy afrancesado.


Aquí es donde comienza la leyenda, sobre qué relación podía tener la pequeña Aimée Du Buc de Rivery con la sultana Nakshidil.


Aimée había nacido en Las Antillas francesas, el 4 de diciembre de 1771 en Martinica. Su padre era un colono francés que se había instalado en la zona, estaba bien relacionado y formaba parte de la elite local. Curiosamente, Aimée tenía una prima, Marie-Josephe Rose Tacher de la Pagerie, que con el tiempo tendría un lugar en la historia, nada más y nada menos que la futura emperatriz Josefina, la misma que enamoró a Napoleón.

Las pequeñas pasaron una infancia feliz, no en vano, el lugar era conocido como el paraíso en la Tierra. Las dos estudiaron primaria en Martinica, convirtiéndose en dos señoritas con conocimientos en matemáticas, ortografía y gramática, historia, danza, canto, y, por supuesto, buenos modales.


En la Isla existían muchos criollos y nativos que creían en la magia del vudú. Las niñas sentían especial afecto por una criada negra que tenía fe ciega en este culto. Atraídas por sus narraciones, decidieron visitar a una hechicera vudú que poseía mucha fama entre los nativos. Se llamaba Eufemia David, y dicen que guardaba el secreto de la vida. Además, podía leer el presente, pasado y futuro de las personas. Las niñas invadidas por cierto temor, y a su vez, llenas de la más tremenda curiosidad, dejaron que Eufemia les contara lo que veía en sus prediciones. Primero, se dirigió a Josefina, y entre otras cosas, le dijo que llegaría a ser más que reina. Luego, se fijo en Aimée, y con voz profunda la avisó: “Tu tutor, niña, te enviará a Europa para que prosigas con tu educación. Tu barco será capturado por piratas, te apresarán, y te encerrarán con otras mujeres. Tendrás un hijo que reinará gloriosamente, y tus deseos serán complacidos por esclavos. Aunque, no gozarás de honor público ni de gloria.”

Las muchachas se miraron divertidas, y no dieron la más mínima importancia a las premoniciones de la criolla. En cambio, una cosa era cierta. En breve, Aimée iba a partir al continente para proseguir con sus estudios. Su padre había fallecido, y su tío y tutor, como era de costumbre, la enviaría para que estudiara secundaria en Francia.

En 1784, cuando regresaba de Nantes, el barco en el que viajaba tuvo muchos problemas. Una tormenta se les echó encima, y el capitán fue incapaz de controlar el navío. El buque final y fatalmente se hundió. Prácticamente, todos murieron ahogados.

Las noticias que llegaron a la Martinica eran que no se había encontrado a nadie con vida. La familia “Du Buc” dio por zanjado el desastre marítimo, y oficialmente no se supo más de la joven Aimée.


Sin embargo, existe otra versión, que algunos envuelven con el velo de la leyenda. Por lo visto, la providencia quiso que un barco argelino estuviese cerca del desastre, y rescatara a unos pocos supervivientes, náufragos, que luchaban contra las grandes olas. Todos se mostraron agradecidos por su suerte, entre ellos Aimée, que no dejaba de recordar la predicción hecha por la extraña hechicera. Tras recobrar el aliento, se percataron que los buenos samaritanos no eran otros sino corsarios berberiscos, que a buen seguro pedirían un rescate por ellos, o los venderían para sacar algún dinero en Argel. La joven francesa tenía apenas trece años, era rubia, de complexión delgada, con una piel blanca y sedosa. Los piratas se fijaron enseguida en ella. Conocían los gustos del sultán Abd-ul-Hamid I por las vírgenes, y pensaron que apreciaría mucho un regalo tan especial.


Dicho y hecho, a su llegada a Constantinopla, fue entregada al sultán otomano, y entró a formar parte de su harén. En dicho harén, las mujeres sólo podían salir ocasionalmente de palacio, cubiertas por un velo, y acompañadas por alguien de confianza del sultán. A cambio, disfrutaban de estancias especiales solamente para ellas. Tenían a su disposición pequeñas mezquitas, bibliotecas, dormitorios, salas de música y costura, baños turcos, o cocina… todo con su correspondiente servidumbre. La entrada sin el permiso del sultán, estaba totalmente prohibida, y quien osase no cumplir la orden era ejecutado. Igual suerte corría quien fuera pillado in fraganti intentando penetrar en las estancias vedadas.


Aimée quedó desolada, apartada de su familia, en un país extranjero con costumbres distintas a las que ella conocía, y a merced de los caprichos de un hombre 46 años mayor que ella. Sólo halló consuelo en la madre de Selim, sobrino de Abd-ul-Hamid, que la trató como si fuera hija suya.


Poco a poco, Abdul se fue enamorando de la joven. La convirtió en su cuarta esposa, y cuando en 1785 tuvo a su hijo Mahmoud, la elevó a la categoría de esposa favorita o Valide. Aimée se convirtió al Islam, y pasó a llamarse Nakshidil, que significa “Huella del Corazón”


En 1789, el sultán Abd-ul-Hamid, fallecería. La lucha por hacerse con el poder otomano no tuvo cuartel. En liza, se situaban los que estaban a favor de Mustafá, hijo del sultán fallecido, y los que preferían que fuese Selim el nuevo líder turco.

Al final, asumió el imperio otomano Selim III, y Nakshidil se convirtió en su nueva esposa. Con su carácter afable y cariñoso, influirá primero en su esposo, y más tarde en su hijo, para que se occidentalizaran un tanto. Conseguirá, con mucha paciencia, que se apruebe la libertad de culto; que las mujeres del harén puedan acceder al mundo de la moda; y que no se las trate sólo como objetos, sino que se las respete como personas.


Selim III fue depuesto tras una revuelta de los jenízaros, y asumió el poder Mustafá IV, primo hermano del anterior, al que sin pensarlo dos veces mandó ejecutar. La orden también incluía a su hermanastro Mahmoud, de esa forma pretendía eliminar a otros posibles herederos legítimos.

En cambio, a Mustafá no le salió bien la jugada. Sus antiguos aliados jenízaros le dieron muerte, y el que tomó las riendas del imperio de Constantinopla fue Mahmoud II, hijo de Nakshidil. Seguramente, influído por su madre, el nuevo sultán modificó la administración y el ejército, fijándose en el estilo occidental. Mandó ejecutar a los traidores jenízaros que no eran de fiar, y aunque al principio era proclive a los intereses franceses, mas tarde, en 1810, se alió con Rusia en detrimento de Francia.


Lo curioso del caso es que este drástico cambio de política coincidió cuando Napoleón se divorcio de Josefina, supuesta prima de la madre del sultán.


Algunos historiadores creen ver en esta modificación de actitud, una pequeña venganza de la sultana madre hacia el flamante emperador francés por apartar de su lado a su querida prima. Otros, en cambio, afirman que no eran familia, sino amigas de la infancia.


El 10 de noviembre de 1817, la sultana moría tras una larga y agónica enfermedad. La peste se había apoderado de su frágil cuerpo, fallecería en el Palacio Topkapi, residencia imperial turca. Habían pasado 33 años desde su llegada a territorio otomano, y en esos momentos contemplaba a su hijo al frente del imperio, comprendía que su cautiverio había merecido la pena.


Esta parte de la vida de Aimée Du Buc de Rivery, que algunos la tildan de leyenda, se puede conocer gracias a los mensajeros que Francia enviaba con periodicidad a la corte de Constantinopla, mientras fueron aliados.


Por otra parte, la familia “Du Buc”, no terminaba de confirmar que la sultana extranjera de origen francés que se hallaba en Estambul, fuese la desaparecida Aimée, dando respuestas ambiguas. No se sabe si dicha actitud era por vergüenza al haberla abandonado a su suerte, o porque realmente rechazaban semejante teoría.

Ahora, en cambio, parece que quieren reconocer el mérito de su antigua pariente, y han abierto sus archivos familiares para que la verdad prevalezca sobre la inusual aventura de su hija pródiga.


Recientemente, ha visto la luz un libro titulado “La Princesa Olvidada” cuyo subtítulo “Historia de La Martinica: Aimée Du Buc de Rivery, Princesa Sultana de Turquía” no dejan lugar a dudas. Y por eso, para que no siga en el olvido, hoy, en este desfiladero, hemos querido conocer su increíble historia. La historia de una superviviente nata.

lunes, 16 de agosto de 2010

DALE, DALE... A VER QUE PASA.



Bajo ese cielo de Luna llena Avellanedense, donde lo maravilloso tuvo lugar y el baile, antaño, a ritmo de orquesta cubría el gran salón de la festividad. Donde el sueño no acaba nunca si uno no deja de creer en lo factible que pueda ser.

Bajo Nueve Reinas que gobernaron todos mis sentidos, atrapados por ese sin fin de enredos agradables, trazados con una maestría absoluta por dos pícaros evasivos.

Bajo esa Novia olvidadiza que volvió a lucir engalanada, para enseñarnos la vida desde otro punto de vista. Donde el hombre que parece el más magnánimo del mundo tiene aparición.
Donde ese protagonista volvió a enloquecerme, a provocar que de mi boca saliera otro grito aclamando su extraordinaria capacidad para embaucar.

Bajo la ira de un Niño, donde los siete capitales se concentran en un ser tan pequeño que maduró de forma temprana e incorregible.

Bajo una dictadura militar convertida en Kamchatka, y reflejada en los ojos de un crío que se vería obligado a jugar al afamado escondite.

Bajo una artimaña de Aura lobezna, donde gana el que otorga, y el que otorga lo hizo callando. En una esfera psíquica que recrea toda forma de conciencia humana, donde las obsesiones desequilibran la balanza, y los planos nunca podrán ser trazados a la perfección endiosada.


Bajo unos Ojos que guardan el mayor Secreto de unas vidas condenadas a entenderse. Donde todas las inmundicias del ser humano se encuentran concentradas en un cónclave inaudito. Y una persona cansada de esperar y no hacer nada…

El cine argentino llamó a mi puerta de forma necesaria e irremediable…
Allá los filmes se entienden, se visionan, se realizan, se quieren, se comentan, se leen, se escriben, se admiran, se filman desde otra perspectiva totalmente ajena a lo que conocemos, y es ahí lo enamoradizo del viaje.

El contemplar su filosofía, su forma de amar, convertida en pasión exacerbada. Su temple para dialogar, su capacidad para oír y escuchar, su acento embaucador, igual de tramposo que de adorable, nos transporta a un viaje por La Plata del que deseas nunca volver. Todo pasa en esos instantes, tu vida real es aparcada durante esas horas. No piensas en nada mas que en lo verdaderamente importante que visionas.

Decía un taxista bonaerense, que allá siempre van a saber ponerle la sonrisa a las tempestades, saldra´n del quilombo, pues siempre merodean alguna que otra tormenta por los albores de La Plata. Cuando no es una desgracia es la otra, y así todo queda en un círculo inacabado de sucesos inverosímiles, que rozan casi siempre la más tremenda y gamberra poca vergüenza.

Con el cine argentino me hice hombre. Con ello aprendí infinidades de conocimientos obsoletos hasta entonces. Maduré con “Nueve Reinas”; me conmoví con “El Niño que gritaba puta”; me emocioné con “El Hijo de la Novia”; me exalté con la “Luna de Avellaneda”; baile´ con lobos, y sufrí la mas excitantes de las intrigas con “El Aura”; Lloré con “Kamchatka”; y me maravillé, loco, con “El Secreto de sus Ojos” Transportándome a ese limbo deseado cada vez que dispones de una obra maestra, ante una atenta mirada deseosa de encontrarse con secuencias que siembren el rubor, provocado por una sonrisa tonta incapaz de despojarse del rostro.


Pudiendo remarcar multitudes de obras maestras, me centraré en tales, que en mi vida reciente y no tanto, me han marcado de una manera especial… Teniendo casi en su totalidad un mismo director y un actor por los que siento cierta preferencia desmedida en todos los sentidos. Por si los mas despistados no se han dado cuenta.

No es momento de seguir escribiendo, cállense, centren sus ojos, no pestañeen ni siquiera, escuchad… no oíd. No dejen que otro entretenimiento banal y nimio os aleje de acá. No dejen que el néctar de cualquier dulce o pasa rato os adultere vuestro sabor natural. No se pongan guantes, ni tengan miedo a tocar, palpen sin temblar… Y si no han visionado alguna y/o ninguna de ellas, ¡HACEDLO YA! y dejarse de “pelotudeces”.












lunes, 9 de agosto de 2010

ALGO INTERESANTE

Es interesante la opinión contraria a la de la multitud, seri´a la bella razón reflejada en nuestra mente. Todas las cosas que queremos proyectar sobre nuestra realidad, en un sin fin de quehaceres por realizar. Tú sabes que lo más probable es que caigas en el error, pero desde ahí haces el hito. Sabrás al fin que decir lo correcto y coherente es mediocre. Te imaginarás en un paisaje grandioso, con personas diminutas a tus pies.


Es interesante contemplar como las almas en espera se han ido cansando de su agonizante camino, siguiendo el rumbo de la masa. No verás mas tierra de la que procedes, no serás aquella persona que te imaginaste de pequeño, en el fondo del abismo ves como van pasando sin gloria alguna que admirar. Cogerás el petate, visitarás las ciudades más recónditas de la faz, y estudiara´s sus culturas, te enriquecerás con sus saberes, aprenderás el lenguaje, pasarás desapercibido.


Es interesante como la verdad opaca se ofrece ante algunos. No todo es tan fácil como parece, y mirarás atrás. Ella sabía que no debía caerse, pero no pudo remediarlo, estaba destinado, como sin un ángel bajara del cielo un tiempo antes y lo diagnosticara. Ella intentaría enmendar, pero no pudo evadir la jugarreta que le prepararon sus ojos.


Es interesante ver como siguen matándose los unos a los otros, y algunos andan con sus estupideces que creen que son el único entretenimiento. No voy a desplomarme ante ti, sin titubear empiezo a caminar, te dejo atrás…


Seri´a interesante andar por el paraíso, donde la mera curiosidad no exista, donde sólo existan los adorables y aburridos, donde no quepan los cobardes y aduladores de oídos. En el templo que resguardo, seri´a así. Para por la medianía, verás un infinito de estrellas mientras te bebes mil lunas. En un lado duermes, mientras que en el oscuro se encuentra la muerte esa que te vigila sigilosamente mientras descansas.


Seri´a interesante que los sueños se proyectaran tal y como cité antes. Donde ningún impedimento surgiera ajeno a nosotros, donde te pudiera llevar de la manita sin miradas que nos condenen, ni índices que nos señalen.

Seri´a interesante ver como el asombro de sus caras desaparece, sin pensar en el que dirán, aunque esa fue la condena mayor que nos llevo a la hoguera del horror. Ante lo abyecto nada hice.


Seri´a interesante tener de vez en cuando esa sensación de victoria, abandonando esos derrotismos que uno tras otro se suceden sin conceder una mínima tregua. Parece que la hora llega y no logro visionarla. Parece que tras el desfiladero viene la claridad, pero no logro alcanzarla.


Seri´a interesante transportarnos al lugar mas maravilloso de la Tierra, y que la llama se reanimase. Nunca mas te intentaré enseñar tu sendero, es algo que elegirá vos. Si acaso me mostrarás como tengo que correr por lo equívoco, y vivir como cualquier ser.


Seri´a interesante saber lo que hacer en su preciso instante. Y seri´a aún más interesante hacerlo porque lo deseo, sin pedir disculpas ni permiso… ¿Cómo puede ser que no haga nada? No quiero dejar pasar todo de nuevo. Hace años que me pregunto lo mismo, y hace años que me vengo contestando: “déjalo, ya pasó, no fue en esta vida” No fue otra vida, fue esta, es esta… Ahora quiero entender todo… ¿Cómo se hace para vivir una vida vacía? ¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?


¿Cómo se hace?


jueves, 29 de julio de 2010

JODIDAMENTE BUENO


Amigo llena mi vaso,
uno más y me voy,
uno más y me marcho.
No, no lloro,
canto y estoy alegre,
pero me duele ser yo mismo.
Amigo llena mi vaso.
Amigo llena mi vaso.

Bebamos a tu salud.
Tú que sabes decir tan bien
que todo puede arreglarse,
que ella va a volver.
Tanto peor si eres un mentiroso
tabernero sin ternura.
Estaré borracho en una hora.
Estaré sin tristeza.

Bebamos a la salud
de los amigos y de las risas
que volveré a encontrar,
que volverán a mí.
Tanto peor si estos señores
me dejan en tierra.
Estaré borracho en una hora.
Estaré sin cólera.

Amigo llena mi vaso.
Uno más y me voy.
Uno más y me marcho.
No, no lloro.
Canto y estoy alegre,
pero me duele ser yo mismo.
Amigo llena mi vaso.
Amigo llena mi vaso.

Bebamos a mi salud,
que se beba conmigo,
que se venga a bailar,
que se comparta mi alegría.
Tanto peor si los bailarines
me dejan bajo la luna.
Estaré borracho en una hora.
Estaré sin rencor.

Bebamos a la salud de las muchachas
que me quedan por amar.
Bebamos por las chicas
que voy a hacer llorar,
y tanto peor para las flores
que ellas me rechazarán.
Estaré borracho en una hora.
Esstaré sin pasión.

Amigo llena mi vaso.
Uno más y me voy.
Uno más y me marchó.
No no lloro,
canto y estoy alegre,
pero me duele ser yo mismo.
Amigo llena mi vaso.
Amigo llena mi vaso.
Bebamos por la puta
que me ha estrujado el corazón.
Bebamos por toda la pena.
Bebamos por el llanto a chorros
y tanto peor para las lágrimas
que me llueven essta tarde.
Estaré borracho en una hora.
Estaré sin memoria.

Bebamos noche tras noche.
Ya que seré demasiado feo
para la más insignificante Silvia,
para el menor pesar.
Bebamos que ya es hora.
Bebamos nada más que por beber.
Estaré bien en una hora.
Esstaré sin esperanza.

Amigo llena mi vaso.
Uno más y me voy.
Uno más y me marcho.
No, no lloro.
Canto y estoy alegre.
Todo se arregla ya.
Amigo llena mi vaso.
Amigo llena mi vaso.
Amigo llena mi vaso.

Jacques Brel "(El Borracho)"


lunes, 10 de mayo de 2010

IS

Estoy aquí, en medio de la madrugada… El desvelo se apodera, voy compartiendo un rato de soledad con el silencio, interrumpido a veces por el quebrar de mi cigarro. Las motas de ceniza van mostrándose ante mí, revoloteando delante de la pantalla, y posándose en el teclado. Afuera, allá a lo lejos se oye el ladrido de un perro de manera intermitente. Tengo la ventana abierta para que corra el humo. Entra una brisa agradable que me cosquillea las piernas descubiertas. Un árbol agita sus hojas, es como si quisiera entablar conversación conmigo, apartándome de mis letras, intentando sacar la escasa inspiración que hoy me ha venido a visitar.

Tranquilo, le digo. Tengo una invitada, ¿no lo ves? Claro, como vas a ver, en todo caso percibir. Pacientemente le explico que estoy con una vieja conocida, antes fue amiga, que hoy vino a mi encuentro, aquí, en este preciso instante, y no la podía dejar escapar.

Sabía que se iría pronto, quizás antes de llegar el inoportuno alba, tenía que aprovecharla. Curiosa palabra esa, aprovechar, nunca entendí bien su significado ni su fin. Supongo que mis maestros no me la supieron explicar acordemente. Ya sabéis, el hábito no hace al monje, como decía “La Yaya

Cíñase a otro cualquiera, ahora no puedo atenderle como quisiera vos.

¿Qué eres? Me pregunta de forma intrigada la tímida inspiración matutina. No sé, le contesto… Pues nada del otro mundo, supongo… El tiempo que transcurría entre palabra y palabra cada vez era más extenso, me empezaba a quedar en blanco, sin saber que decir, y ya sólo soltaba respuestas ilógicas y poco aclaratorias incluso para mí.

No te confundas, insistió ella… Esto no es algo que puedas entender ni controlar, es así sin más, tienes que aceptarlo de la mejor manera posible, e intentar no titubear, ni dar señal de que eres débil, demuestra tu destreza… Cierra los ojos, despeja la mente, bebe agua, enciende otro cigarro, serénate, no pienses en nadie, solo tú ni siquiera yo estoy presente, sólo soy un producto de tu originalidad enajenada… Cuando consigas eso, dime de verdad quién eres…

Soy amor porque te amo; Soy Pánico porque tiemblo; Soy dolor porque sufro; Soy la paz porque tranquilizo; Soy la guerra porque peleo; Soy tremendo porque engrandezco; Soy inolvidable porque recuerdo; Soy generoso porque te escucho; Soy emoción porque lloro; Soy intriga porque investigo; Soy céntrico porque acaparo; Soy luz porque guío; Soy fuerte porque demuestro; Soy débil porque no me atrevo; Soy ayuda porque atiendo; Soy compañía porque te di la mano; Soy sombra porque sucumbes; Soy sublime porque adoro; Soy charla porque discuto; Soy yo, por qué no ningún otro; Soy atención porque me detengo; Soy calor porque cobijo; Soy frío porque te arrojo; Soy mal porque para buenos ya están otros; Soy el de siempre porque no voy cambiar; Soy cambio porque tú me lo pides; Soy muerte porque pensé en ello; Soy un hito porque endioso; Soy odio porque no tolero; Soy Perseverancia porque te sigo; Soy virtud porque te atrapo; Soy amigo porque crees; Soy fracaso cuando abandono; Soy enemigo porque rechazaste; Soy perspicaz porque me adelanto; Soy inteligencia porque razono; Soy lógico porque me conviene; Soy ilógica porque me hice así; Soy vaivén porque muevo; Soy inerte porque camuflo; Soy multitud porque me confundes con la gente; Soy especial porque para vos soy único; Soy celoso porque me dejas; Soy solitario porque no convenciste; Soy tiempo que no culminé; Soy jardín que viste florecer; Soy los pasos que marcan tu camino; Soy el resplandor de tus momentos amargos; Soy vida porque no sólo existo, vivo…

"Soy mi amor lo que queda de un abrazo. El vaivén de tibias manos en la cuna, ese gozo que queda en tu regazo cuando un niño está llorándole a la luna”

Soy…

martes, 4 de mayo de 2010

UN MARTES CUALQUIERA

Llego a mi casa, se podría decir que no he pasado el mejor día de mi vida. Hago lo de siempre, me meto en la ducha, después tomo algo de fruta, y si no tengo que adelantar asuntos me cojo mi paquete de cigarrillos y me siento delante de “la caja tonta” esperando alguna buena película buena o mala que me haga pasar el rato.


He de añadir también que soy malísimo pelando fruta. Cada vez que vuelvo a casa mamá es la encargada de hacerlo. La primera vez, después de mucho tiempo, esboza una sonrisa, no le importa, estoy en casa; La segunda ya no muestra tan ansiada alegría, pero sigue diciendo que soy su niño mayor, y que no le importa; A partir de la tercera la cosa cambia, se nota que empieza a tener cierta inquina a dicha labor que días antes no le importaba realizar, por lo que segundos más tarde suelta un: “Eres un inútil” Así es mamá, así tengo hoy en día cierto carácter y mucha intolerancia, o mejor, poca paciencia.


Normalmente todas las “pelis” que pillo las he visto, por lo que de primeras ya sé con lo que me voy a encontrar. Si reconozco que algo es tan malo como para no poder ser visto dos veces, me voy para la cama, sobre o piltra, o… puede que me ponga a perder el tiempo con el PC.

Pero una noche fue diferente…


Tras llegar a mi hogar (nada dulce) y hacer todo lo dicho con anterioridad, me dispuse delante de mi TV y allí estaba, ¿el qué? No sé, qué… “Ohhh”, “Jolll”…


“Ghost”, sí mis capullos lectores, sí. Era ese pastelón que varias mujeres, con las que he sido bastante permisivo, me habían hecho tantas veces tragar. No obstante, esta vez algo era desemejante, pero no me paré a pensar qué era aquello.


La cosa allí empezó y a mí me estaba entreteniendo. El tipo feliz que muere; La mujer que llora su pérdida y pierde la chola; El malo malísimo que para ella puede llegar a ser el sustituto de lo que el bailarín con pinta homosexual de “Dirty Dancing” dejó atrás; El toque de humor añadido de forma magistral por una negrita vidente que ya fue cantante de un club/burdel y después pasó a ser monja (algo asombroso)


No me lo podía creer, era la primera vez que nadie, por bemoles, me obligaba a ver a lo que para mí era un espantoso visionado… ¡ZAS! Es ahí la diferencia, la encontré… Soy sublime.


Esa mágica melodía, “ñona a más no poder”, se introdujo dentro de mi ser, poseyéndome… Joder, estuve una semana entera tatareándola mientras cerraba los ojos y me imaginaba que Patrick Swayze venía en forma de espectro a elaborar una vasija de barro conmigo. Bueno, mejor diremos que me imaginaba a Demi Moore, que esto suena un poco raro. Claro que entonces Demi era un poco niña, y estaba pelada como un chico rebelde de los años 80…

A mí me pone más la de ahora, cada día que pasa es que… (Eufemismo)… Es que le sientan muy bien los años, como a Sharon Stone.


Entonces comprendí todo… Esto me ayudó a acercarme a tales personas. Da igual que fuera “Ghost” o “El Diablo se viste de Prada” La cosa es que uno no debe cerrarse en banda, no debe censurar ciertas cosas porque parta de una premisa ya adjudicada, el odioso NO.


Ahora bien, esto no significa que lleven a sus románticas y ridículas novias a ver comedias malas de Hugh Grant y Ashton Kutcher. Dios nos libre de tales espectáculos dantescos.


Yo no soy quien para dar estos consejos, pero no se partan la cabeza intentando comprender, no es posible. Dejen que les lleven, sin miedo. El miedo es una palabra que inventaron algunos cobardes.


Como dijo Wilde y sin mal interpretar al autor: “Las mujeres no nacieron para ser comprendidas, si no para ser amadas. Y si quiere entenderla de verdad, tampoco la escuche, mírela”

lunes, 5 de abril de 2010

ADIÓS PEQUEÑA, ADIÓS... D.E.P.

...Y entonces le dije: Sería adecuado que intentara contarte una bella historia. Venía aquella noche del fango y los charcos mal olientes de la ciudad muda, la gran vorágine me arrastró a sus adentros y luego desechó mi cadáver…

Yo no pretendía sacar un fusil y ponerlo contra su pecho, descargarlo, soltar su cuerpo a la deriva, yo solo pretendía descansar y probar minúsculos bocados de muerte en cada suspiro, cada palabra disfrazada de ternura tornaba la tormenta más y más violenta e incontrolable, infelices textos jamás escritos por falta de tinta fresca, insuficiente templanza para acertar el golpe…, y después la huida.

Cada tarde contaba los minutos, los segundos, y milésimas, esperando que el tiempo fuera benévolo y avanzara mas rápido. Al llegar a casa arrastrando el cadáver, sólo quería dormir y acariciar su nuca, ella se marchó y olvidó su cuerpo, tendido en el sofá, inerte, mudo, frío, sin luz, sin mí. Yo nunca pretendí apuntar contra su corazón y extirpar su alma, ella nunca quiso marcharse, tanto es así que me dejó su carne en promesa de su vuelta. No hay tinta, me sobra tiempo, ahora sostengo conversaciones sórdidas con el silencio y trato de no decaer, por si se le ocurre regresar. Escribo una y otra vez sobre su piel marchita, en descomposición y mal oliente, como el charco de agua putrefacta en el que caí aquella noche.

Es tiempo que no consigo conciliar el descanso corporal. Es tiempo que deja de pasar el tiempo y todo se vuelve contra la sombra que proyecta un perchero roído y apolillado por los días sin su abrigo. Hoy cumplo más penitencias que cuando era creyente, hoy camino descalzo sobre brazas gélidas convertidas en cristales rotos, filosos y con hambre de sinónimos de piel y huesos, un denso humo sigue mi camino, mis pulmones comienzan a odiarme y mi sistema inmunológico se queja de las limitadas raciones de cuidado que le proporciono.

El hombre de la otra ventana me ve descolocado de la realidad, y el hombre del espejo me invita a salir corriendo. Aquella noche yo solo quería dormir, y ella se llevo mis ganas, se llevo mi alma y me dejó un cadáver al lado del suyo, en espera de su regreso, cada vez más irreconocible, cada vez más inhumano.

Por las tardes ya no miro al reloj, pues se me cae la cara de vergüenza al saber que he gastado el tiempo en vano, o al menos eso aparenta esa afirmación de que camino entre vivos que no se percatan de mi presencia. Creo que me he vuelto un fantasma, un fantasma con piel y huesos, una piltrafa por corazón que impide que caiga, que me obliga a andar sin más fe que la que logré rescatar de aquel naufragio esa noche lluviosa en la que sólo quería descansar, y solamente encontré su cuerpo yacente, sin una nota de despedida.

...Y entonces le dije: Sería adecuado que intentara contarte una bella historia… conversamos, nos amamos, el odio y la duda...


martes, 23 de marzo de 2010

PARECE QUE ES LA HORA...


El pasado domingo, Antonio García Barbeito nos regaló un pregón sobre la Semana Santa sevillana totalmente distinto a los ya recitados tradicionales.

El texto en sí dio muchísimo de que hablar, por parte de aquellos que no le gustó en absoluto, y de aquellos que disfrutamos con su maravillosa forma de exponer y recitar las vivencias y creencias más abstractas e inmensas de nuestras vidas.

No abusó de la lírica ni del aplauso fácil; No se explayó ni falta que le hizo; No nombró a ninguna Hermandad en concreto; Tampoco nos ofreció una perpectiva sobre la Semana Grande sevillana por antonomasia, como fiesta (cosa a la que nos estábamos mal acostumbrado) Lo hizo desde la visión profunda, intentó que captáramos sus dudas, sus planteamientos, su adversidades, sus recuerdos, sus anécdotas, en definitiva, su vida...


Parece que es la hora, y no es la hora.

Parece que está todo... y algo falta.

Parece que la alcanzo y es más alta.

Parece que se acerca, y se evapora.



Parece que amanece, y es la aurora.

Parece que es su voz, me sobresalta,

y siento que algo huye, algo salta

como una luz esquiva y brincadora.



Pero sigo esperando, que a mi modo,

en ese hueco de esperarla, todo

me sabe a la alegría del reencuentro.



Si en mi pulso ya late su latido,

¿qué será cuando, al ver que ya ha venido,

la semana de Dios me suene dentro?



Parece que es el día y no es el día.

Parece que traía y nos traía

un domingo de palmas y de ramos

y todavía el día no alcanzamos,

aunque nos parecía que venía,

aunque al mirar al lejos parecía...

Y por esa esperanza la esperamos.



Parece que la tengo, y no la tengo,

parece que en la mano la sostengo

pero en la mano yo no la distingo.



¿Qué será cuando al fin se manifieste

estrenando una túnica celeste

y vista de celestes el domingo?



Parecía que nunca volvería.

Parecía que ya no se acordaba.

Parecía que el tiempo la alejaba

y que en el tiempo mismo se perdía.



Parecía que no nos conocía.

Parecía que ya nos olvidaba.

Parecía que poco le importaba

volver al mismo nido... Parecía.



Pero mirad al sol haciendo guiños

en los ojos sagrados de los niños,

donde se purifica la mañana...



Esperad, mis impacientes paisanos:

para tocar el cielo con las manos

nos falta solamente una semana.


-Antonio García Barbeito (columnista, escritor, y palangana sevillista)


PS: Esto es sólo el principio, acá está entero

http://sentircofrade.nireblog.com/post/2010/03/22/texto-completo-del-pregon-de-d-antonio-garcia-barbeito

Saludos, y felices pascuas.

martes, 23 de febrero de 2010

LAS NOCHES ETERNAS

El reloj sonoro estaba apunto de tronar, sólo quedaban unos minutos para el despertar. El viejo gallo ya había chillado cual condenado bicho. El sueño estaba aún por concretar, no obstante, quedaría pendiente para otro episodio en donde los astros vuelvan a coincidir para que se den exactamente las mismas circunstancias casuales.

Entro en una campo lleno de cereal sembrado. Contemplo el paisaje que parece no terminar nunca. Me creo protagonista de una alegoría en toda regla, e incluso llego a pensar que me están filmando. Nada es real, me quedo sentado de forma inerte en medio de la nada encontrada. No pretendo intimidar a mis posibles observadores, prefiero que se larguen por donde han venido. No diviso a nadie, pero sé que están ahí…

Ahora me lanzo a correr, la situación no parece terminar. El terreno se vuelve escarpado y punzante, mis plantas desnudas comienzan a desgarrarse. Los huesos truenan cual débil cristal. El calor es insoportable, y el agotamiento es tal que caigo de manera contundente. Pero intento seguir, emulando a un reptil…

La situación es humillante, no tengo ni fuerzas para derramar lágrimas, y así mojarme unos agrietados labios… ¿Cómo has llegado a esto? Sólo me ronda una misma idea por la cabeza, por qué

Me desmayo conscientemente, lo nunca visto. Caigo, una y otra vez, a un vacío sin fondo, mientras voy escuchando unas carcajadas penetrantes, símbolo de escarnio. Nada es auténtico, no existe tal lugar, ni creo que esta angustia sea del mundo al que pertenezco…

Pero, ¿por qué nadie me despierta? Estoy gritando, joder, no me oyen. Ayuda… De repente termino de descender, llego a una sala negra por completo, no se divisa figura alguna, ni siquiera mi sombra. Una voz me habla, no consigo entender nada, ni tampoco quería prestarle atención, pronto esta pesadilla acabaría…

Y no. El cuerpo se paralizó, la cabeza erguida, la voz gritaba… La voz se vuelve más clara y aguda, es como si estuviera leyendo algo… como una sentencia, y en algún momento menciona la palabra ETERNIDAD…

Voy volviendo en sí, dentro de un raciocinio o cabales normales en una persona… Mis heridas cicatrizan de un modo acelerado, no consigo verme a mí mismo, es como si estuviera en estado de invisibilidad… ¡no puede ser!... Soy un espectro, y según la voz, ahora grave de nuevo, se acerca a mi oído inexistente a la vista de cualquiera: “Por tus hazañas malignas, yo te condeno con la perpetuidad… No has fallecido físicamente, pero tus desafíos han sido tales que no me podía permitir perder el pulso… Lo que la gente consigue por toda una vida de malas artes, tú lo has conseguido en mucho menos…”

A lo que contesté: Te definí de forma divina, te conocí en forma humana, te observé como una obra de arte… Coqueteé con vos, me atrapaste aquella noche en forma de mujer engalanada, te seduje, te di y te mostré tantas cosas que no habías descubierto por ti sola, pese a tu infinita vida… Sentiste la mortalidad, la pasión, te llevé a mis redes, cuando tú pretendiste todo lo contrario, y erraste cual zorra fulana sin dos dedos de frente, tu eternidad condenada será esa… Me das lástima, más vale que me observes como sólo vos haces, y acabes de una puta vez conmigo. Recordarás esa noche para la misma perpetuidad, pues un chaval, nada del otro mundo, emuló y se rió de la muerte, mientras tú le mirabas con los ojos...


"Que se hagan las noches eternas para no despertar"