miércoles, 5 de octubre de 2011

TREMENDÍSIMO CANALLA

Si todo lo que he perdido y todo lo que he ganado se lo debo a la madre que a mí me ha parido, se lo debo a la tierra donde yo he nacido, se lo debo a la gente que estuvo a mi lado… espero no ser nunca un desagradecido. Si hago el compendio de lo bueno y lo malo, aparto lo último y me quedo con aquello que anhelan todos. Por eso cuando visiono ciertas cosas se me acongojan las entrañas como hombre, como ser racional y como sevillano. Que más allá de la tremenda vergüenza aún reside este pueblo que se resiste en caer más bajo si cabe porque para ello nos hizo este Dios, que en forma de toro dorado alabamos.

Sin morder a aquél que nos dio de comer en su mano, empiezo una remisa desde el corazón más ahogado, desde el odio perpetuo por gente que se limitan a quejarse entre los llantos más profundos, y luego actúan como canallas a riesgo de participar en tal espectáculo buhonero. Si la crónica rosa empieza a ser la alegría de nuestro pueblo, no quiero seguir perteneciendo a semejante barbarie.

“Si este pueblo se disparata con la boda de un mata-vacas y la niña de una duquesa. Si este pueblo se le arrodilla a una espada y a una mantilla, este pueblo me da vergüenza” Que diría aquél, porque qué ocasión mejor para recalcarlo. Y así seguimos apareciendo en el ínfimo escalón de esta estrecha jerarquía, ¿y qué pretendéis?

Cuando en esta puerca sociedad hay tantos crímenes políticos impunes, y luego se piran de nuevo a sus respectivas chozas, cuando ya no pueden exprimirnos más, y aquí seguimos mirando que si lo toros sí o lo toros no… cuando a mí, los bichos esos me resbalan suavemente, como diría un amigo mío. Cuando se protesta en forma de indignados les damos palizas, pero las congregaciones de otros tipos las permitimos e incluso ponemos la otra mejilla. Viene un ser a España tan codicioso como su Iglesia a España y le adoramos, adoramos su santidad porque así unos cardenales nos lo han impuesto, como si de aquella época de la monarquía absoluta se tratara, donde el rey provenía de obra y gracia de Dios. Sí, sí, en aquella época donde se encontraban los iluminados.

Creo en las personas, en su bondad, y creía en el anterior Jefe de la Iglesia, como persona, como puedo creer en cualquier otro político.

Si una crisis nos sobrepasa, qué más da, aquí tragamos, miramos al vecino y pensamos que él anda peor que yo, porque encima la suegra del tipo se fue a vivir a su casa, así que por ahí nos escapamos. ¿Y dónde está el dinero? cuando hoy he presenciado como personas de a pie ¿o no? han pagado ocho mil napos por un balcón próximo al palacio de Dueñas en Sevilla (ya sabéis que celebraban allí hoy, por lo visto el regreso de la momia lo ruedan allí, y el funcionario pasa a ser el tío con más cojones de España, porque yo ni por todos los títulos y úrdeles del mundo, que en mi cama mando yo y entra quien me salga)

¿Cómo se mama uno eso? Tu ciudad, de donde provienes… Mira si soy caradura que me tiré a la cultura como arma principal antes que la ignorancia y el compromiso porque sí. No me da vergüenza ninguna, vida nada más que tengo una y si la malgastáis así me compadezco de aquellos pobres que nacieron para ver bajo un calor insoportable la festividad de una casa que se enriqueció a costa de todos los contribuyentes.

Cuando pienso en todo esto me hago más fuerte, pero qué mala suerte he tenido también con la época, ¡joder! ¿Dónde están aquellas personas golfas y valientes? Canallas como la gente, con la palabra por bandera, y que desprecie todo esto con el respeto que se merecen que es el más profundo ostracismo.

Y si quieren y me lo piden me adapto a las circunstancias, no hay problema, pero no me pidan que contribuya con la causa, olé: Viva Juanca, La Duquesa, sus labios y olé… El Betis, los caracoles, La Esteban, el calvo de la navidad, la televisión que educa a los niños, los toros, y la madre que me parió.

Nunca tiraría las piedras contra mi propio tejado, y para vestirme de hombre inmortal me quedo en la calle, esperando tiempos mejores, de guerra inclusive. Anhelando como un timón se va a la deriva, no sin antes rajar mis enaguas y tirar al abismo todo lo que me importa, logros y compañeros juntos, puesto que “moi” ya empezó su particular naufragio por el inframundo de la inmundicia.

Pronto nos encontraremos, enemigos míos.


jueves, 11 de agosto de 2011

QUEDA PROHIBIDO

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.



"Poema atribuído a Pablo Neruda equívocamente. En realidad es de Alfredo Cuervo Barrero"






jueves, 12 de mayo de 2011

Un último día...


A veces te levantas como si supieras que es el último día de tu vida, hasta que un día das con tal ansiado momento de pleno.

Todo empieza en una mañana encapotada de cabo a rabo, las miradas ante el espejo te son insoportables, y tu odio se acrecienta por momentos de forma tremebunda. La vida se te va, pasa, y no eres capaz de ponerle algún remedio, donde la inquina empezó a entrar en forma de brote por inconformismo omnipresente en cada recuerdo de tus insignificantes instantes.

Incapaz de soportar crítica alguna sobre ti mismo porque para ello ya estás tú solo. Los murmullos a través de los muros, y las palabras habladas a tus espaldas te corroen por dentro. La luz que marca tu destino se va apagando progresivamente, y sientes que todo fluye, nada salta, y no puedes alcanzar ninguna meta impuesta por la positividad que hubo alguna vez en ti. Son fines que una vez te hicieron ser la persona más ilusa del mundo, ilusión que nadie podía arrebatarte, que era para vos, y que mantenía viva cualquier atisbo de esperanza que luego nunca llegaba a encontrarte.

Una vida llena de mediocridades llevaste, algo a disgusto con lo que contentarse, y aunque a la cara de todos parecía... que al mirarte parecía que eras feliz. Un tío lleno de sabiduría, íntegro, con ciertos valores... serio, sí, pero a la vez con ese sarcasmo suyo capaz de provocar tanto la mayor de las carcajadas, como las indignaciones más tremendas que a nadie dejaban indiferente. Eras una persona que no pasaba de largo, ni mucho menos. Siempre hablaban de ti para bien o para a mal, tus amigos, conocidos y/o enemigos.

Hablando de amigos, han pasado ya más de dos décadas, y no recuerdo que conserves puramente tan sóla una amistad. ¿Quién eres? Ni tú mismo puedes darme una respuesta certera, los engaños que te convencían de una calumnia, ya no sirven, se quedaron atrás, te abandonaron, tronco.

Y aún marchando con Dioses crees que vas, sereno, seguro, hablando contigo mismo porque no hay nadie que esté a tu nivel, y para qué molestarse en contestar a algo tan insignificante como al mundo, si sólo existe el tuyo, el mundo que creaste a tu imagen y semejanza. Bajo un manto te cubres y resguardas de la infelicidad, cayendo al abismo. Pobre de aquel idiota que intentó ayudarte.

Dando palos te sentiste en tu salsa, cómodo como pocos, y los ciegos te miraban con envidia por arrebatárselos con tanta soltura. Tiraste la piedra sin estar libre de pecado, acomplejaste gravemente al más débil, y luego te la pegas de samaritano, defensor de las personas más nobles. Muere como el ególatra que eres, púdrete en el inframundo, y que ese odio que alguna vez te endiosó, desaparezca por completo de tu lado para redimirte en cualquier edén a la vuelta de la esquina.

Por ti, aquella, en el intento, perdería la cabeza por el camino, disfrazando toda verguenza, dándote el premio de sus labios, cerrando el cajón de los calvarios... pero tú... sigues castigándote con el silencio, quedándote en la oscuridad más amarga.

Por ti será lo que tú quieras, por ti recoge tus pedazos, por ti esperará siempre el milagro hasta el día en que se muera... Para darte cuenta puede ser demasiado tarde, pero no te arrepientas de una cosa que pudo ser, ni te lamentes más. ¿Dónde está el alma de aquel chiquillo feliz? Sal donde quieras que esté, ve a socorrer al caminante, que ni aún entendiendo, nada entiende... Antes de que sea demasiado tarde, porque hoy, como antes he dicho, será su último día.


jueves, 5 de mayo de 2011

¿ADÓNDE?

Recuerdo la última vez que me llamaste, fue como la primera, un deja vu, una extraña sensación que me resultaba ajena. Un paso para la historia, una línea que se desmarca de forma anómala del trazo de su curso. Aún lo recuerdo en mi memoria, y hoy en día sigo poniéndome nervioso al marcar las dichosas teclas. El pulso se me sigue acelerando tontamente y no sé por qué si la razón es la pura nada.

Una forma divina te aguardaba ante mis ojos, y esas palabras que no te dedicaba y me callaba te endiosaban más todavía. Tu luz me daba la respuesta a tales cuestiones extrañas, convertidas en sombras que ahora sigo sin entender. Y la misma duda corroe mis adentros, la tortura a la que me sometí cuando vi que te escapabas, que ya no te importaba porque me dabas por perdido. La otra noche me desvelé solo, en mi catre, de un sobresalto me incorporé, y… ahí te imaginé… me imaginé en una vida junto a vos, en cómo habría sido, en esos instantes de tremenda locura que nos reportábamos mutuamente, en la extraordinaria aventura que sería el levantarme contigo cada mañana.

Recuerdo la última vez que me dijiste “cierra la puerta” Una de tantas y tantas veces, bajo el cobijo de mi hombro te postrabas, buscando un simple momento de afinidad, un ratito de serenidad, de repente arrancar todos nuestros problemas y dedicarnos mutuamente lo maravilloso ocurrido y que aún estaba por ocurrir… y que nunca pudimos averiguar.

Cada mañana, bajo toda mi petulancia y cobardía, siento que deseo plantarme donde estés, saber de ti, quiero que vengas a verme, a que te vea, pero… ya te olvidaste de un servidor. Hicimos vidas distintas, hoy ni siquiera sé dónde vives ni con quién. No quisiera interrumpir eso que tengas, ya tenemos una edad avanzada, lo juegos quedaron atrás. Un amor que nunca supe apartar por joven que fuera, y una vida creo que no tan feliz por no ser fiel a mí mismo. He perdido los afectos, el apego de la gente, aquí voy pasando las penumbras de un largo recorrido donde obré mal, y me las están cobrando todas de golpe.

Recuerdo la última vez que te reíste conmigo, fue algo sobrehumano, las palabras me faltan ahora. Antaño tenía más dotes que he ido perdiendo poco a poco por el camino hasta convertirme en lo banal que siempre odiaste. Ni todas las sonrisas del mundo que busqué en otras mujeres me produjeron lo más mínimo, nada saciaba mi ansiedad de ti y desmedida. La luz se va apagando, y con esto espero ganarme el respeto que no me tengo desde hace años.

La vida no es más que una cadena que yo partí hace mucho a mi manera, y no sé cómo recomponerla. Sé que va a ser difícil, pero no me importa, llevo mucho tiempo, demasiado, esperando, y me he cansado de la larga espera. Veo pasar primaveras y no me consiento ni un minuto más que perder. Si la vejez me ha hecho ver una realidad que por inmadurez no visioné en su momento, bendita sea ese paso de los años que me han hecho más humano. Lo sé todo de la ausencia y de la pena, ¿qué más me queda por conocer?

Recuerdo el color de tus ojos lagrimosos después de tanta pérdida de memoria. Parece que ayer mismo me reencontré con vos, y ni siquiera me acuerdo de los míos. Como el mar a las desgracias que se acrecientan, yo siento que ahora estoy preparado, tarde o no, llego, y quiero que lo sepas, aunque después te lo guardes.

Un sinfín de pensamientos ronda mi cabeza, cómo puedo pararlo… contéstame aunque sea para mandar a este pobre y maldito viejo a paseo una vez más. Después de tantos años, aún sigo acordándome del día en que volví a verte, y aún sigo esperando entusiasmado como un niño el día que vuelva a ocurrir.

Y recuerdo aquella noche donde le pedí a un perro que me ladrase; donde pedí que mi cordura volviera pronto; donde la muerte reza a la vida; donde creí en milagros para mí; donde noté la lluvia y un viento que agitaba de manera violenta las veletas; donde imaginé brisas veraniegas acariciando mi cara; donde ningún ruido interrumpía mi soledad; donde mis mentiras eran exhibidas antes que mi cojera; donde me quedé echo un fulano sin escrúpulos, donde mis secretos se quedaron dentro de los pestillos que impusiste; donde me acogí a mi libertad, a mi manera de pensar; donde te encontré en la calle, oliendo a ese perfume arrabalero; donde la rutina de cada día acabó por extenuarme, y trocarme a bala perdida; donde repetí hasta la saciedad que no soy de nadie, soy de cualquiera.

Deja que me vaya con la ilusión del reencuentro, con estas palabras de devoción que nunca te mostré, con una alegría de que pensarás en mí durante estos segundos que me dedicarás desde tu lejanía. Hoy, mi amor, te escribo esta misiva desde el edén, un inframundo que será todo paraíso cuando suspires como antes a mi vera. Recupera el tiempo perdido, que con que me mires de vez en cuando… me basta.

“¿Adónde irán los besos que me quedan para darte? ¿Adónde irán las charlas y los cafés de media tarde?”

viernes, 29 de abril de 2011

NOCHES

Qué pasará en aquellos momentos dónde el sol se esconde, o dónde la oscuridad hace mella. Un instante de sosiego, aquel que empieza con una puesta y acaba con el alba, donde las puertas de la verdad se entreabren, donde el cantar de los grillos aparece, y el caminar de frente va haciéndose paso quedamente hasta llegar a tus entrañas. Es la oportunidad de la noche.

Noches que se acumulan sin parar en una primavera, y noches que me hacen estar de nuevo a tu vera. Una luz que brilla en las noches opacas, y un atisbo de gloria que busca el triunfo de un dormir plácido, sabiendo que te conquisté de nuevo una noche más. No hacen falta más miradas que las consagradas, ni más palabras que las sabidas, ambos éramos conscientes de la veracidad de nuestros actos. Tú te movías con garbo y descaro, aunque a la vez se te notaba cierta pasión. En cambio yo, cada vez tenía menos cuartadas, mi disimulo se iba borrando de mi propia existencia, y me vine acordando de lo que fui y tal… Era un tipejo nuevo, y mis palos de ciego me iban delatando como hombre que siente y padece, no quería saber más de mi otro yo.

Y las noches que te deseaba sin tenerte cerca, y los instantes fuera de tus planes que me enajenaban una y otra vez, no podía dejar de pensar y la cabeza me estaba torturando. Un suspiro que se eleva por cada sendero que veo factible, y una vida llena de una nada renombrada. ¿Qué hago? ¿De qué vivo? ¿Cómo se hace? Explícamelo, sé paciente con el discípulo que vino a aprender, no me tengas en cuenta toda razón ilógica, hay ocasiones que expiro demasiado.

Tú tenme sin medida alguna, y haz que florezca la nada que me aguarda. Bajo las noches en tu tutela avanzo, y de testigos serán las estrellas que marcan el camino de la aclamación. Noches cerradas por la niebla turbia convertida en amarga discordia. Una noche tan fugaz como el falso tiempo que pasa siempre corriendo, y una sobriedad a destacar por la inocencia de unos jóvenes que se transmiten.

Las noches frías de invierno que calan los cuerpos, donde paso las horas en el ventanal fumando el cigarro bajo la calicha propia del temporal, anhelando un recuerdo. Una noche más evitando no dormir solo en la guarida, sin que nadie acaricie mi espalda o me sople la cara al hablarme de cerca.

Noches hurañas, sin cariño alguno donde mi vida vacía reconcome el trasfondo de mi alma, donde pretendo pasar de la embriaguez al exceso. Quiero dejar de interpretar mi mundo y transformarlo. Una luz vigorosa ilumina una lágrima vidriosa que caía muy lentamente, y un castigo por todos esos años de engreimiento, cuando al final resulta que era más mortal que todos.

Noches de silencio donde los silencios tienen nombre; noches en las que he dormido plácidamente; noches obtusas de complejidad máxima; noches en las que me despierto de un sobresalto; noches de escritura y lectura promovidas por la inspiración; noches bajo la atenta mirada de unos ojos que si pierden en la oscuridad; noches de radio a todo volumen, buscando el entretenimiento que me haga soñar; noches vacías y sin ruido, esas que tanto me incomodan, donde me retuerzo en el catre como si estuvieses haciendo vudú conmigo; noches de desconcierto donde deseo que pronto llegue el día para olvidar y de nuevo hacer la nada de siempre; noches de detalles regalados por nimios que fueran… y en realidad suponían un mundo en el recuerdo. Acuérdate de mí, no me dejes en el olvido, si me faltó algún detalle dígamelo ahora, y si algún día le hago creer que no me importa… ni le dé la más mínima importancia.

¿Cómo puede ser que lleve tantos años haciéndome la misma pregunta y no sé contestar de otra? Como un borracho me ladeo por las cinturas de una calle estrecha. Huelo a whisky del barato, y mi barba desaliñada no se va desde hace días. Una vida llena de nada, sin miramientos marcados, ni objetivos a la vista… fuiste mostrándome el camino de la sonrisa y la de transformar una utopía en realidad.

¿Cómo puede ser que no haga nada? Has marcado la línea que separa el eje inflexivo, tan fuerte como una bofetada que me arrea al piso, y de igual manera tomas mi mano y me ayudas en la incorporación.

No dejes nunca de mirarme ni de tenerme, no te hagas la tonta, sé consecuente, aprendo de mis errores que son los aciertos tuyos. Apóyate en mi hombro y déjame tocarte y olerte durante unos pocos minutos, no pido más… Y antes de que te vayas, no te olvides de darme un beso.

martes, 19 de abril de 2011

VISIONÉ LO DIVINO


Yo he visto a Dios… Y habrá quién me diga que debo estar tarumba entero pero así son las cosas y así se las cuento, que cada uno se quede con la veracidad que le interese.

Yo he visto a Dios… en las manos de los hombres, en una mirada sincera, en un momento de complicidad, en la bondad gratuita, en el querer involuntario, en una ayuda desinteresada, en unas lágrimas sentidas, en la risa de los niños donde se hace la mañana.

Yo he visto a Dios… en el zaguán de una casa, en un viaje soñado, en un futuro incierto, en los aires calurosos de mayo, en una vida para contar, en la soledad, en la muerte, en el amor que siento, en el afecto que recibo, en un atisbo de felicidad.

Yo he visto a Dios… lo veo todos los días pasando por mis calles, en una creencia ciega, en aquel que no pregunta nunca, jugando con los niños, en misioneros valientes, pasar a lo largo de una semana que cuenta el tiempo al revés.

Yo he visto a Dios… en unos padres que no reniegan de sus hijos, en los hijos que se entregan por sus viejos, en una puesta de sol en el mar, en la claridad de la mañana, en el derrame de la tarde, y en la magia de una noche silenciosa donde tantas cosas se hablan.

Y si ustedes no me creen, quítense la venda de los ojos y compruébenlo en el día a día de un barrio de miserias. Pasen y vean los aquí presentes, no le tengan vértigo a una fe, ni presten la menor atención a aquellos que les envidien de forma insana.

Dios no está… en las manos negras e indecentes de unos indeseables, ni tampoco está en los clérigos depravados que se justifican si le adoran, y que mataron en nombre de una Iglesia corrompida por el exceso de capitalismo y echó una calderilla, ridícula limosna, a esos tercermundistas solamente para callar algunas voces de protesta.

Dios es mucho más… que la pulcritud de una paloma, que una figura de madera representada, que las nimiedades que nos cuenta La Biblia, que un diluvio infrahumano, que una catástrofe natural, que la pelea de dos hermanos, que las propias obras divinas.

¿Para qué quiero milagros si la realidad ya me va bien? Yo he visto hacer milagros terrenales, y ¿para qué quiero ver curar a un cojo? Si cuando más falta hace siento que está omnipresente. El fenómeno no es convertir agua en vino, la maravilla es dejarse la vida por los que no viven, y plantar cara al rostro del miedo.

Dios, si algún día tú te aburres ya sabes donde vivo. Y seguirán apareciendo esos inteligentes que se rían de “moi” y no me respeten por una creencia que según ellos se basa en el miedo a la muerte.

Yo he visto a Dios… en los esfuerzos de una madre, en la sonrisa de una novia, en el olor de una mujer, en el pensamiento obtuso femenino, en los caminar acompañado porque sí, en el reencuentro para volver a verla, en una mirada de satisfacción hacia detrás, en la vida misma y no en otra más allá de lo mundano.

“Y si en el mismo día en el que muera, me diera cuenta de que en realidad tú no existieras, la misma fe que muchos tirarían… si me hizo ser feliz toda mi vida… ya habrá valido la pena”


lunes, 11 de abril de 2011

El día que me quede solo...

El día que me quedé solo… Fuiste la primera en acudir, en venir a socorrerme, en preguntar cómo me encontraba, en dirigirme la palabra, en preocuparte de forma amistosa. Me enseñaste que no todo en la vida es estar acompañado, y así poco a poco nuestra relación fue haciéndose más intensa.

El día que me quedé solo… Te posicionaste en la oscuridad de frente a mi perfil, me visionaste fijamente, y un servidor con esa mirada tímida dirigida hacia el piso, y que tanto provocaba que te mordieras la lengua. Tú estabas en tus cosas, y yo también en las tuyas.

El día que me quedé solo… Festejamos aquel cumpleaños. Tus continuas felicitaciones terminaron por convencerme hasta provocarme la mayor de las sonrisas placenteras al acostarme. Contigo he soñado tantas veces que a veces no distingo los momentos emotivos para el recuerdo de las interminables pesadillas amargas.

El día que me quedé solo… Me susurraste como nadie lo hizo antes, con la delicadeza que te caracteriza. Tus labios invisibles próximos a mi oreja, y esa forma de hablar que se pierde en el viento… me acaricias sin llegar a tocarme. Contigo mis problemas te provocarán la risa, y mis tristezas tus alegrías.

El día que me quedé solo… No viniste, no siempre puede ser, tienes otros amigos que te necesitan, así como yo también los creo tener. Contigo he aprendido a ser más egoísta por tenerte y anhelarte como no lo he hecho por nada ni por nadie.

La noche que me quedé solo… Me hablaste y escuchaste sin pedir nada de vuelta, me ilustraste el color de las estrellas, y me mostraste que las noches son mágicas y que dormir está completamente sobrevalorado.

La noche que me quedé solo… Me cogiste de la mano, y juntos así los dos caminamos por los eternos jardines de la primavera, sembrando tramo a tramo nuestra idílica complicidad. Tú me declaraste amor, exigiendo a cambio que yo diera parte de mí, que te lo demostrara más veces, que aprendiera de ti a querer.

La noche que me quedé solo… Te llamé, compañera, como a esas amigas que casi nunca faltan, y que a menudo echas de menos si lo hacen alguna vez. Te conté todos mis secretos sin problema aparente, nada me lo impidió, y lo hice sin que tú me preguntaras con anterioridad. Cuanto deberíamos aprender los mortales de ti.

La noche que me quedé solo… Imaginé como sería mi vida, ya sabes que me pongo muy pesimista y tremendista. Que si mi muerte anticipada, que si una vida junto a ti por no encontrar a nadie que soporte mi ser… Si yo te contara todo lo que siento… Borrar una parte de mí y afrontar estas cosas con la entereza y la valentía que lo hago con otras.


Y hoy no te escribo nada nuevo que tú no sepas, simplemente dejo constancia que un día en mi adolescencia viniste a mí como una madre, y bajo el amparo de tu sombra fui creciendo como hombre que llegó a enamorarse de ti, soledad. De esa forma con la que me endulzas, de la forma con la que me miras, me dialogas, y me reprendes cuando hago algo que te incomoda. Soy, mi amor, lo que queda de ti, soy un hombre forjado a tu manera.

Hoy, mi soledad, solamente te pido una cosa… Espero que algún día sepas abandonarme, aunque no te lo pida, espero que te des cuenta del momento justo cuando llegue, espero que si pasa aprendas a anhelarme como yo lo hago ahora, espero estar con otra persona que me siga mejorando, que me aporte cosas nuevas y refuerce lo enseñado, y yo poder así seguir mi camino.

“Sin ti las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer.”




lunes, 4 de abril de 2011

QUÉ COÑO ESTÁIS HACIENDO

“Van desapareciendo los dictadores afortunadamente en este planeta, unos se mueren viejos y sin honores, y otros con el Corán colgados de una cuerda.” Ahora se vive alguna época de esas, llenas de revoluciones, como si nos encontráramos en el siglo XVIII en Francia en la misma Bastilla, o la ocurrida en el año 1917 frente al palacio de los Romanov, en San Petersburgo. Países los actuales con bemoles, no dispuestos de soportar más la tiranía de un hijo de puta que se beneficia de todos ellos, y a los que La ONU vuelve a dar rienda suelta por su propio interés.

También es un tiempo donde los desastres naturales dejan huella, hundiendo a familias enteras, dejando entrever que El Mundo se va al mismísimo carajo. Claro está, es de lo poco que el hombre puede no sentirse responsable, ¿o no? Los ecologistas defenderían otras teorías, seguro.

Una época donde la cualificación ya no sirve, donde tu vida ya no la encauzas tú, donde dependes desgraciadamente de unos cuantos que deciden por ti, y hacen y deshacen a su verdadero antojo. Estados de alarma que desvían la atención de la verdadera importancia, porque si no podemos viajar… Donde los privilegios de unos pocos prevalecen sobre las necesidades mínimas de muchos. Un estado para la seguridad, por Dios, y necesario porque, qué imagen damos al resto del mundo, si los guiris no pueden llegar a Mallorca o Marbella. Unos cargos públicos asignados a los más preparados y ninguno de ellos sobran. Debemos hacerles un busto a nuestros políticos porque lo hacen de puta madre, y se están currando las próximas elecciones. Bipartidismo que se come el país pero aquí nos sentimos orgullosos, ole nuestros cojones, qué vivan los toros y nuestras fiestas populares, hasta La Tomatina, oiga. Una justicia que se va de caza, que es ante todo justa y no mira quién ande de jefe. Unos nacionalismos consecuentes, nada egoístas, y si los andaluces no pagan impuestos pues será así si ellos lo dicen.

Un gobierno que se centra en nuestros problemas, nos escucha y atiende nuestras súplicas sin pegarnos la patada en el orto: Leyes Sindes, memorias históricas, nuevos días de congregación homosexual, más fiestas patronales, más homenajes a sin vergüenzas… vamos ni Pablo Iglesias hubiera dictado mejor el Socialismo. Una oposición que sólo busca la mejoría, que no es corrupta, que propone soluciones acertadas, que no van de caciques, que tienen autoridad para echar a los que la pifian en el partido. Una prensa objetiva que no se casa con nadie, nada de ambigüedades, y por las noches programas constructivos para el pueblo, qué viva La Esteban y el pollo que se come Andreita. Una policía cualificada, sin desperdicios de la sociedad peores que los delincuentes. Una menor parte adinerada que no controla la situación a su antojo, que la crisis les pasa mucha factura, y por eso asfixian a los bancos que prestan servicio a quién lo necesite de verdad, sin subir mucho los intereses. Un sistema electoral que atrae a casi toda la población, donde el voto nulo es un puto voto nulo y no favorece a la mayoría, donde no se perjudica a terceros partidos, donde siempre rige la igualdad. Una Constitución sin controversias, nueva y actual como el Ipod de mi colega, donde todo se cumple a rajatabla. Una monarquía nada acomodada, que no vive a cuerpo de rey, y si se montan en la barquita en verano, o esquían en invierno… lo hacen con su pasta, esa que lleva El Monarca siempre en el bolsillo, ¿no? Una juventud interesada en la cultura, que se enriquece con el saber, tolerante, liberal, que protesta contra las injusticias y se revoluciona cuando debe ante las “fascistadas” de sus mayores. Un divino tesoro joven que sale a patearse las calles no sólo por y para el botellón, que tiene ese deseo de volver atrás en el tiempo para volver a visionar aquello que le maravilló. Unos padres magníficos educadores. Unos profesores que son el ejemplo social por antonomasia. Unas universidades nada politizadas desde la propia asociación del estudiante. Unos planes de aborto de la hostia, donde la chica con 16 ya tiene los ovarios como para poder decidir lo que le salga de la RAE. Un Racismo, una xenofobia, una homobia… totalmente controladas, donde nuestras generaciones venideras no sabrán ni contemplarán lo que es la irracionalidad, y todo será regido por la absoluta tolerancia hacia la persona sin mirar su procedencia, sus quehaceres y sus bienes.

La sociedad que ve como otros países se benefician de la caída de otros grandes, donde siempre rinden cuentas los mismos, donde un padre no tiene nada que hacer por las mañanas más que llevar a su desgraciado retoño a la escuela. Unos zombis incompetentes metidos a políticos por el mero aburrimiento de sus vidas, donde el enchufismo apremia, y si aseveras una barbaridad pues nada, nos reímos, a la lavadora, y punto. Un pueblo que cuenta sus desgracias y los millones de parados con los dedos de una mano, y aquí se sigue mirando para otro lado porque hace tiempo que la pasividad hizo huella en la sociedad.




lunes, 28 de marzo de 2011

VIDA


Cuando la muerte ronda por el ambiente, la sientes, la hueles, la puedes tocar, y en algunos casos hasta se deja ver. La muerte se esconde a lo largo de la vida, a veces aparece lentamente, y otras te sorprende. La muerte es la novia de la soledad, amiga del frío, y familiar del abismo. La muerte es el final que tantos tachan de ambiguo, que ninguno entiende en su juventud, y que nadie quiere mencionar no vaya a ser que la tome con ellos.

La muerte siempre vive en el recuerdo, te acompaña en cada sueño de noche cuando yaces en la cama, reflejando tus pensamientos en la oscuridad donde se camufla de manera hábil. La muerte es enemiga de la justicia universal, no guarda ningún respeto por nadie ni entiende de prioridades. La muerte, la primera zorra del mundo existente, es anterior incluso a la vida, es caprichosa cuando se le antoja y arrebatadora como la que más.

La muerte es el fin, la última despedida del hombre, demasiado respetada por ellos, visionada como algo antinatural, extraña para los ojos del que no la ha sentido. La muerte es irracional e incoherente, sorpresa para el que no la espera. Es poco comprensiva pues no atiende a edades. La muerte es la mejor aliada de la guerra, de los tiempos en cólera, e incluso del estado más banal.

La muerte convertida en saco, en polvo, en viento, en energía cargada, en ilusiones rotas, en personas afligidas... La muerte es buscada en las desesperaciones, en las miserias... muerte convertida en suicidio, en atracción fatal, en el morbo hacia la pieles morenas y el pelo negro.

La muerte convertida en aquella mujer indecente de la que nunca querrías escuchar un sí, esa fémina prohibida para los mortales, esa que nadie quiere ni se atreve a conquistar. Es una seductora para los vivos, madre de la historia, cazadora de sueños y atrapadora de hombres.

La muerte como condena y redención, como castigo y expiación, como sufrimiento y salvación. En el estado aletargado se encuentra presente, así como en los días lluviosos. En las estrellas rutilantes de verano, donde deja constancia de su afán de protagonismo omnipresente. En las tardes de primavera, donde las flores la aguardan en forma de belleza.

La muerte como el mayor de los suspenses del raciocinio humano, donde muchos tienen el consuelo de no atemorizarse por una fe posterior. Muertes que nunca serán suficientes para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas. Muerte como la quimera a la vida, aclamada en forma de voz negra.

Muerte como vecina de al lado a la que observar por la ventana. Muerte como sueño y olvido, como la pérdida de costumbre a vivir, como la primera que elimina el sentido de un ser, como conciencia al asumir la soledad, como el encierre en un habitáculo, como pasear acompañado, como pasión desenfrenada, como coger una mano, como dar un beso, como sentirte amado...

lunes, 21 de marzo de 2011

¿CUÁNDO?

Se despertó aquella mañana bien temprano, el sol aún no había hecho acto de presencia, pero un impulso atronador le sobresaltó y de forma activa se incorporó. Rápidamente fue al baño, se miró al espejo, la imagen era desafiante como si emulara a Clint Eastwood en un western, esbozando una sonrisa pícara, y asintiendo con su mirada que había llegado el día. Mientras se duchaba escuchaba una de tantas que a él le encantaba canturrear, un poco de rock acorde al éxtasis que esa mañana se respiraba en aquella casa. Se arregló cuidadosamente aunque sin pausa que lo entretuviese, todos los detalles estaban previamente analizados, el error no tenía cabida en aquel momento.

Tocaba salir ya, la marcha debía ser emprendida, él no solía desayunar más que un rápido café solo. Arrastraba una maleta antigua cuyas ruedas estaban desgastadas del roce, dicho petate había sido maldecido en mil y una ocasiones, pero casualmente ese día no recibió improperio alguno. La mañana era clara, y se auguraba un día primaveral de esos que habitan en el recuerdo, más si una buena compañía acompaña su tarde. En su recuerdo se sucedían las melodías, le encantaba tatarear bandas sonoras de sus películas predilectas (El Golpe, Sin Perdón, Amelie…) y así iba transcurriendo por las calles de aquella ciudad extranjera que le había hospedado durante largos meses de inviernos. Era capaz de saludar cordialmente a todo el que se le cruzase, no hacía falta articular palabra alguna, un gesto, o una mirada de complicidad era suficiente, lo cual no era nada asiduo porque era un chico bastante reservado para esos aspectos y tanto jolgorio. El viaje se acercaba, no obstante su final era obtuso, y aunque se intuyera extenso no pensaba en ello, no importaba, la verdad.

¿Pero qué? Si en su pulso ya notaba su latido atronador… parece que sí, era el día, parecía que nunca volvería, y aunque parecía que venía, y al mirar a lo lejos parecía, y por esa esperanza la esperamos. Qué será de él cuando al fin se manifieste, se preguntaba. Tiempo de expectación transcurría entre pregunta y otra, las manos se humedecían constantemente, y la pierna no paraba de agitársele, no sabía estar quieto, no se lo pidas en ese instante. Las colillas se incrementaban en el cenicero de su lado. Y estrene ese vestido celeste, se contestaba. Se imaginaba esa nariz chata por si corría alguna duda que indicara olvido, su mirada llorosa y agachaba el día de la despedida acompañada de una sonrisa ahogada por la desolación… comenzaba la espera. Miedo a los relojes, el desconcierto era en ese momento su mejor aliado.

Ellos juntos parecían dos chiquillos que te transportaban a un mundo lleno de vida abandonando la nostalgia de aquellas noches solitarias de camas frías. Y nunca fueron muy empalagosos en su quehaceres, simplemente se respiraba complicidad en todo momento, incluso cuando entraban en terrenos más pantanosos donde las idas de chola eran la principal baza de una erupción volcánica que siempre les abanderó. Pero él sabía que dichas riñas habían sido necesarias, esas telefónicas que le dejaron tantas noches largas de insomnio como castigo, noches eternas donde él se hizo inmortal mirando a través del cristal de la nostalgia y el olvido, esperando una llamada o un mensaje de reconciliación que nunca llegaba. Una tortura duradera que no cesaba hasta el cruce de palabras, y él la esperaba hasta el día siguiente, tirando de orgullo se impacientaba mientras que el saludo típico diario no llegara. Un saber cómo te ha ido le bastaba para olvidar, unas risas con ella y volverían a ser los mismos, despreocupándose de lo ocurrido.

La maldita obcecación había hecho peligrar eso, las inseguridades y desconfianzas propias de dos personas que no se tienen, que a veces se tratan de desconocidos sin recordar todo lo vivido. Y siempre ganaban las ventajas, porque así se sentía mejor persona, porque de tal manera exprimía lo bueno que en él quedó alguna vez, y por saber que alguien se entregará por ti, que alguien ha aprendido a quererte por lo que eres y no por lo que pareces, y te esperará a tu regreso. ¿Cómo no me va a merecer la pena todo esto? Se preguntó conociendo de sobra su respuesta.

Con todo ello se dispone a llegar al lugar acordado, el tiempo por su ciudad parecía no haber pasado, todo andaba igual de la forma que tanto le encantaba. Respirar de nuevo ese aire le revitalizó, los nervios se incrementaban por cada segundo que pasaba, y los pasos eran cada vez más largos. Las ruedas de aquella vieja maleta habían cedido totalmente, decían basta, por eso la llevaba a pulso, y en tantos viajes que le acompañó… Él la miraba de camino y pensaba “espero no volver a utilizarte más, amiga mía”

Al presentarse el ansiado momento no ve nadie que le importe, ¿no querrá verle en realidad? Se impacienta a su modo, y se cuestiona, parece que está todo y algo falta, ¿qué de alegría tiene el reencuentro? cuando una voz le sobresalta, él se gira completamente y la visiona allí a unos pocos metros. Ella con mirada tímida, sonríe.


martes, 8 de marzo de 2011

SIN PERDÓN





Escucha bien lo que te digo, no te vayas a quedar muy rezagado, no volverás a verme presente, así que levántate si estás postrado. Que la vida se te ha ido, por tu lado he pasado y ni siquiera has rendido cuentas. No me vengas con rollos que ya no es momento, escoge tu labor acá que será permanente. Deja los lamentos, no me seas más pringado, afróntalo como el cabrón que has sido. Dónde queda tu orgullo, dónde está ese hombre que tanto admiré desde este viejo rincón, llegué a pensar que de hecho querías venir a visitarme, y por supuesto quedarte. Y ahora me dedicas este momento bochornoso, una imagen dantesca. Qué te han prometido, qué te regalaron en tus clases antañas de colegio. Esto va de la siguiente manera, y si no me quieres escuchar te lo explicaré igual, aunque como ya dije, sólo será por una vez.

Escúchame mi amigo, estás en un constante bucle sin final, deberás acogerte a la vida inmortal, tendrás la sensación de fallecer en cada instante pero nunca caerá tu alma más de lo que ya lo ha hecho; mantente alerta, no sucumbas a la indiferencia ni te resguardes en las sombras del ostracismo. No sentirás más que la angustia personificada que “moi” te quiera imponer; no corretees por mis pasillos, y ¡ojo! con mis preciados bienes, patrimonio de una larga lista de santos. No oses a mirarme a los ojos desde ya.


Y así has ido siguiendo tu camino, bajo esa capa de hombría, sabelotodo y petulante, presumiendo de ello cuando tú sabes que tu mayor pecado es la santurronería. No te ha tocado ser un sabedor, jugaste mal tu rol. La cobardía es tu mayor espanto, ¿dónde queda la pasión desenfrenada y los besos inesperados? Los pasos nada atrevidos, mezquinos, y tu mejor compañera, la soledad, ahora eterna. ¿Dónde quedan aquellas tardes veraniegas acompañado? Tu virtud era pusilánime, comportamientos amilanados que después se rompían en tu cabeza, destrozando la poca humanidad sensible que en ti existió, arrepintiéndote de no aprovechar tus instantes, y visionando como otro te sustituía porque la espera no existe en la vida terrenal. Más directas y ayudas no pude enviarte, tiempo y momentos tuviste para corregir tus incoherencias. ¿Dónde quedan aquellas peticiones y propuestas? Y todo por ser el más cortés y divino de los señoritos, ¿y tú qué te creías? ¿Fred Astaire?

Aún recuerdo tu mirada sincera, una de tantas, esa vez donde el tiempo no parece avanzar, tu aliento se congela, y la miras de perfil, contemplando aquel presente convertido en recuerdo de ese mismo instante, y lo insano de tu ser te acongoja. Aún recuerdas el primer aroma suyo en el primer día donde tuvo lugar el cruce casi de casualidad, mira que… Tan sólo te toca y ya tiemblas por dentro, claro está, no se te nota, te haces el indiferente y no respondes al roce amistoso o a la simpatía regalada, te refugias en tus desplantes llenos de arrogancia, así una y otra vez. Te pasó en varios momentos de tu vida no siempre con la misma persona, pero es que ahora me viene aquel reciente.


Ya no sufras más, acá no tendrás que fingir, lo cual no significa que te vaya a dar la oportunidad, esa ya pasó en incontables ocasiones ante tus ojos. Relájate, no te diré que disfrutes porque te mentiría. Si te apetece derramar tus últimas lágrimas de mortal hazlo ahora, más vale tarde… ¿no lo dicen?

Muere ahora con el verdadero insomnio, con las ocasiones rechazadas, con lo pedante de tus palabras poco amigas de la juventud, con tu no saber querer ni tan siquiera la voluntad a intentarlo, con tu oposición a las banalidades que te rodean, con no seguir el curso natural hecho para vosotros, con no saber aprovechar una vida, y con tu desgracia inmunda…


“Espero que descubras esa amistad, que es darte y entregarte a algo especial, es ver feliz al que te espera, y hace que valga la pena superar adversidades. Pero descubres que esa amistad es enseñar de otra manera, pregonando sólo tus verdades. Y descubres la mirada de la que a cambio de nada se hace presa de tu palabra… vibras viendo que tu enamorada se impacienta emocionada por oír tu nueva obra. Yo nunca tuve la suerte de que esa amistad me arropara, y aunque ahora me parezca diferente, presume y valora simplemente tu suerte.”

“Moi” mientras te vigilará de cerca, y seguirá envidiando no poder ser tú y remediar aquel momento mágico que ambos recordamos. Despierta.



"De tanto como ta han dicho que soy el demonio, me he convertido de pronto en el Príncipe del Mal, y me he vestido de fiesta para llamar a tu puerta por carnaval."


sábado, 26 de febrero de 2011

De claqueta en claqueta.



Ni pienses que voy dejar pasar la ocasión de comentar el mejor cine de este último año pasado 2010, claro que como el afamado Jack, lo haremos por partes. Sin tener mucho en cuenta la pasada gala de los Globos de oro, y la aún más cercana nominación a los Oscar, lo haré únicamente desde la perspectiva de este cinéfilo simplón. Llega la época que tanto nos mola para el séptimo arte, y no sólo por la entrega de unos premios otorgados a la ligera e interés, sino a la cantidad de competencia surgida en el mes del cine por antonomasia.

Y empezaremos como se debe, por el origen, no haremos ningún tipo de salto en la gramática acordada, ni tampoco voy a haceros una incepción en vuestras lúcidas mentes.

Nolan muestra una vez lo fácil que es provocar el funcionamiento de las neuronas, incluso en la juventud pasiva. No he visto tantas cabezas pensantes y entregadas a tal causa como aquella vez una vez terminado el filme en la misma sala. Y claro, todo está más claro cuando un colega va y te dice "oye, por qué la furgoneta tarda tanto en caer al agua" Entonces tienes que ir a socorrerlo, y digas lo que le digas te va a creer, puesto que el chaval no se ha enterado de nada. Muchas teorías, unas claras y otras menos, aunque por ello no menos ciertas. La verdad que el largo da cabida a un sin fin de finales (vivan las redundancias) En mi opiniónnn, como diría el protagonista Boris de "Si la cosa funciona" interpretado por el carismático Larry David, Inception es un filme que no requiere comprensión, no hace falta ni la tiene. No compone una serie de lazos que debes resolver, como sí pasa con el cine de Lynch y de Buñuel. Nolan nos transporta a un mundo contemporáneo del que hay que disfrutar con los cinco sentidos. En el momento en que preguntes un por qué todo se te irá de las manos, y despertarás del sueño inmerso que Dicaprio nos muestra con una suave maestría. La sobre explicación de la que muchos críticos hablan, no es más que un recurso que el director nos aporta para nuestra participación personal en cada uno de sus movimientos. Inception es un truco, maravillosamente ejecutado, que se ve como algo que no tiene igual. Es magia. Es una ilusión, algo que nunca hemos visto: una nueva sensación, la experiencia más superlativa que ha dado el cine comercial en Dios, sí, cuanto tiempo. Es un salto sin red hacia la exploración del ser humano en su forma más pura, es un thriller futurista en el que no falta de nada, cuyo único exceso es su propia ambición. Nolan es un mago, y como tal no quiero que me revele sus secretos.


Continuamos con el señor Dicaprio, que por cierto tiene una cantidad curiosa de proyectos, la mayoría con Martin Scorsese como la consiguiente. Quizás ahora trate el largometraje más incomprendido de estos últimos años, y posiblemente también, una película de las más infravaloradas que he visto recientemente. Os hablo de Shutter Island. De nuevo es llevada a la gran pantalla una novela de Dennis Lehane, del cual no citaré ya sus conocidísmas inspiraciones para algún que otro director. Scorsese nos presenta su película más tramposa, seguramente la mayor lección de cine controvertido y misterioso que nunca le haya visto. Shutter Island es brillante, aterra desde el inicio, aunque no deben confundir esto con una peli de miedo. Desde el primer momento quedas atrapado por el guión, absorvente como pocos vi, y sorprendente a raudales. La atmósfera se va enegreciendo con el paso de los minutos, y tú no das fe a lo que allí está sucediendo. Te retuerces en la butaca, te pica la espalda, y te incomoda tal sensación de locura que poco a poco te va invadiendo. Es un entresijo de falacias que me apasionan, y al que no le guste tal forma de hacer cine, que ni se atreva a visionarla y siga con las hostias que reparte Seagal en sus años mozos. Con unas interpretaciones realmente notables, especialmente por parte de los secundarios (Jackie Earle Haley, Michelle Williams, Ben Kingsley, síiii, el judío de la Lista de Spielberg) y sobrias de Dicaprio y Ruffalo, cuyas conversaciones son de elogiar. Cuidado, Shutter Island te embauca, te engaña… y, al loro... te vuelve loco.

"-Volviendo a lo de tu compañero..."
"-¿Qué compañero?".


Dejaremos atrás el cine de intriga por un momento para embarcarnos en una de animación, no se me despisten ni un pelo.

Se cerró una trilogía, esta vez la visionaría de diferente forma a sus predecesoras, porque como Andy yo también dejé de ser un niño que juega con sus muñecos. ¿Qué nos regalarán esta vez señores de Pixar? Tengan en cuenta que tienen una misión muy complicada, sobre todo después de las recientes Walli-e y Up, será extraño sorprenderme… Qué está pasando aquí, me la han vuelto a pegar, ¿cómo lo consiguen?
Fui a ver la película sin ir acompañado de un menor, daba igual, porque la cuestión en realidad es que era yo al que habían llevado al cine. Y nunca experimenté tanta vinculación semejante. Contemplé como los personajes habían madurado a la par que yo. Hacía tanto tiempo que no nos mirábamos mi querido vaquero, que ya te había dado por imposible, es más, no esperaba que tú y yo nos volviéramos a reencontrar, y menos después de tantos años. Si ya hace esos algunos canturreé esa canción del amigo, y miraba a Buzz como un loco que se creía astronauta de verdad; Más tarde no soporté a Alf, el de los almacenes, y cabalgué con el inquieto Perdigón, deseando que volvieras a casa con ese brazo en su sitio; Ahora, no puedo imaginarme a los guionistas de esta última entrega de otra manera que no sea bajo el titular: “Nunca dejaron de ser niños” Y qué razón tenían. Y como tal, ahora entraron personajes más acordes a nuestra mayor visión: El Oso, El Bebote; El mágico Payaso triste con esa voz tan cautivadora. Unos juguetes inertes estaban atravesando mi bastardo corazón a base de bien, ese final provocó un hervidero en mis ojos a punto de estallar. Lo más curioso de todo esto fue que al finalizar el largo, miré a mí alrededor y no era el único ni mucho menos, aparte de esos niños que fueron con sus padres, por otro lado estábamos esa generación de los 80 y 90 que durante 103 minutos fuimos los más felices del mundo divirtiéndonos con nuestros juguetes.

Ya queda respondida de sobra la pregunta que el filme plantea en un momento clave, “Me pregunto si alguien hablará de nosotros cuando hayamos muerto” Gracias.


Jamás se me hubiera pasado por la chola que este director predilecto sea el responsable de una de las tramas más actuales y desconocidas hasta ahora, sobre todo por el tema que trata. Aquí no hay ambientes de desasosiego ni sombríos, ciudades sin nombres, casos que nunca acaban, malos temporales, y ni tan siquiera aparece Brad Pitt, tampoco algún otro actor consagrado. He de reconocer que la historia no me atraía mucho, será porque no tengo una de esas mentes privilegiadas para entender el ciberespacio. Pero The Social Network va más allá.

David Fincher nos desmiembra el mundo de Facebook, y falta que hacía, la verdad sea dicha, por lo que tomaremos a este filme como necesario. Si hemos percibido muchos largos de este director donde el ambiente emocional sobresale de manera estrepitosa, y fluye de manera incontrolada. Aquí no espera encontrarla, no existe el melodrama. Y me parece toda una osadía situarla en el mismo peldaño que Seven y el Club de la Lucha. No tildo a La Red Social como una obra maestra.
Lo primero que me llama la atención de la historia de Zuckerberg es la gran falta de compañerismo. Parece que la mayoría de esos alumnos de Harvard son una mancha de cabrones sin escrúpulo alguno, capaz de vender a su propia madre si con ello rozan el éxito y la popularidad. Sin embargo no hace falta derretir en exceso su gélida superficie, para intuir que ésta alberga una brutal disección social de los nuevos amos del mundo, ya sea el alumnado de Harvard, o los empresarios estrella de las puntocom, y su implacable amoralidad en el camino al éxito, entendido aquí como reconocimiento global y voluntad de trascender más que como autorrealización. Pero parece que al final ni con esas uno se salva, puesto que la gente sólo recordará al producto y no al creador. Al final serás olvidado. Pero una cosa son los bienes materiales, los aprehensibles obtenidos, y otra lo que se siente cuando lejos del mundanal ruido, incluso desde la cima del éxito, uno se queda sólo, y se percata de que en su camino a la gloria ha dejado atrás la felicidad.
Me sorprendieron los dos protagonistas ex colegas para bien, tienen un futuro asegurado, por lo menos a corto o medio plazo. De Justin no diré nada, bueno sí, que no me mola aunque mejore ostensiblemente su actuación. Y por último comentar que visioné con diferencia la película más rítmica de Fincher, yo soy un amante de su cine de siempre opaco y pausado, pero la verdad que de vez en cuando una modificación radical de tu realizar se agradece (véase a Lynch en Una Historia Verdadera, por ejemplo) Si bien todo ese compás está multiplicado por esa banda sonora magistral y electrónica.


Y cierro esta primera parte de cine con, ¿la mejor?, el "filmaffinity" de Tom Hooper.

Nos transportamos ahora mismo a esa sala amplia, resquebrajada, de colores metalizados, con una pared descolchada y un fondo destartalado, ¿ya saben a dónde vamos? Y es todos deberíamos ir a clase de ese insolente terapeuta y experto del habla que se hace llamar Lionel Logue. Dicen que el guión no es del todo verídico, que muchas anécdotas se extrajeron de los diarios del logopeda aportados por su nieto, pero que otras tantas han sido inventadas. La verdad es que no me importa lo más mínimo, el encantamiento de este film va más allá, y las conversaciones entre Bertie y Lionel a solas son encomiables, grandiosas, sublimes... Es cine.
Los 118 minutos de metraje son ágiles, donde el lenguaje cinematográfico se convierte en una de las grandes virtudes del filme. El mismo metraje destila veracidad, es decir, destila realidad y verdad, consigue atrapar al espectador de una forma casi inesperada. La empatía del espectador y el Duque de York, por otra parte, se hace imprescindible. Esto es, la mirada del espectador sufre, se agobia, ríe y se congracia con un hombre cuyo destino ha querido que sea rey, pero que no deja de ser un hombre. Esas contradicciones entre el envoltorio que persigue a la vida de un miembro de la realeza y él mismo como persona, igual que cualquier otro de su especie, se observan en la película de forma cristalina. Aparte de las actuación inmensa de Colin Firth como Jorge VI, así como las sobrias de Michael Gambon y Guy Pearce, y la encantadora Helena Bonham Carter como Reina Madre, personalmente me quedo con la de Geoffrey Rush en el papel de Lionel, el cual fue la primera cabeza pensante y principal precursor de que este largo saliera a la luz, recuperó esos antiguos diarios del logopeda. Por lo visto, la historia entusiasmaba al actor, cuyo personaje preparó con maestría, y su devoción se percibe en cada una de las escenas en las que aparece, pocas veces visioné tanto amor por un papel, como quien habla del amor al arte.

Cuando la ficción te atrapa y consigue que lo que se mira sea verdad, cuando la ficción se convierte en realidad, una realidad que se esfuma en el momento en que la pantalla funde a negro, se hace el milagro. Es el gran milagro del cine, y en el Discurso del Rey se produce tal hecho.




sábado, 29 de enero de 2011

CATARSIS



Siempre he oído aquella expresión del "año nuevo, vida nueva" Y la he considerado digna de necios, de imbéciles de sobrenombre. Hablo del creer que el cambio en el número de unidad que marca nuestra fecha modificará el rumbo de alguna desgracia acontecida. Aunque si bien nuestros políticos ya están ahí para que dicha expresión vuelva a salir a flote una vez más, y así no perdemos nuestras costumbres, ni nuestra frase hecha.

Una pizca de gracia que entró por orden el día dos de enero. Por obra y gracia divina de nuestros elegidos se prohibió lo que poco años antes se remodeló. Dichosos los que entren en los bares españoles... debieron pensar. Sin embargo, yo sigo viendo muchas lagunas en todo esto. Y lo que preocupa verdaderamente en ese país no tiene nada que ver con el cigarrillo que acompaña la caña, el café, o la copa de turno, ¿verdad? Se elude la incapacidad para provocar alguna mejora en la situación. Situación que, por cierto, tocó fondo hace ya algún tiempo.

Aún sigo quedándome perplejo delante del televisor al ver las noticias diarias, y aún sigo sin comprender por qué se sigue dando cancha a unos incompetentes cada vez más infravalorados a nivel internacional. Pero aparquemos los tópicos por un momento. Qué más da que unos sindicatos comprados se vayan de mariscada cuando se habla de huelga general, eso no tiene la mínima importancia. Y claro, como Gandhi habló de la no violencia, lo mismo le otorgan esos señores otro premio Nobel de la Paz a un cualquiera, como Menchú. Claro, yo lucho para y por el pueblo, pero a la hora de la verdad le dan por la rabadilla, y se la meto doblada de forma apaisada. Perdóneme ex ministra por no acordarme de usted antes, y no haber escrito un/a cualquiera. Fíjese, que ya ni la recuerdo casi, y es que como tiene tantas compañeras, que encima no son ni la mitad de guapa que usted, que se inmolan con su sola presencia delante de una cámara, que...

Y para no perder el hilo... Mire Ángeles, déjese de joder ya, que bastante tenemos. Vamos, que el nota que no quiera gastarse pelas en el cine, ¿no tiene derechos? Y luego por detrás, están todos esos artistas votantes que cobran por la puta cara un impuesto desmedido e injustificado. Qué quieres quitarle al pueblo desgraciado, deje el megavideo, mujer, qué le cuesta, si seguro que usted también recurre al dichoso programa cuando va muy apurada. O a lo mejor le gusta revisar muchas noches las dantescas obras que realizó, lo cual hablar de ellas me producen repentinas nauseas. Y después censuras a tu antojo, y luego sale un compadre tuyo hablando de la época anti democrática, pero la mayoría que no conoce eso, pues comenta lo que vive, y la verdad, chica, que ustedes no nos lo están poniendo nada fácil.

Fuera de tonos que rodean la jocosidad y las ganas horrendas de descojonarme, hay que ponerse más enervado. Y creo que desde el exilio las cosas se ven mucho más acorde con la realidad, cuando vives otro entorno, cuando no estás presente, la objetividad aumenta, compruébenlo si tienen la oportunidad. Aunque si bien, no dejen de tomar precauciones y buscar soluciones, pero quién soy yo para aconsejarles, seguro que cada uno ya lo ha tenido en cuenta, y vive del cómodamente, llevándolo todo para de frente.

Y por aquí vamos vagando, pasándolas canutas, y se tiene la continua premisa y obcecación con los mismos de siempre. Y luego salta uno de entre la multitud y afirma lo típico escuchado, “aquí nunca nadie hace nada” Lo cual no tiene mucho sentido para el menda que no llega a comprenderlo del todo. Y todos nos acordamos de la zorra que nos trajo al mundo en un momento de cabreo, y lo fácil es aclamarlo de una manera u otra. Total, como digo siempre, a quién coño le importa lo que hagas. Siguiendo bien de cerca la corrupción de las altas esferas, el aire podrido de dinero sucio que calla bocas y silencia los pensamientos más brillantes, ¿qué importa de nuevo, si yo salgo de la austeridad? Pues eso…

La sociedad llena de paletos racistas e incompetentes que no miran más allá de sus narices, y una juventud que ni siente ni padece. Y mi vecino de arriba, el cual no aguanto, sigue siendo el mismo “paliza” de todas mis tristes mañanas. Por otro lado, un hombre que va al currelo hastiado de todo, y esperando que el contador de su vida llegue a cero porque ya no tiene ninguna gana. El maromo no se puede mirar al espejo sin encontrarse de frente con la cruda realidad que le muestra su infinita ineficacia y mediocridad. El tipo coge su maletín e intenta pasar sin hacer mucho ruido, dando palos de ciegos, a ver con qué nos encontramos hoy, siendo todo un misterio de malas rachas que nunca pasan. Ay, del cabrón que dijo que siempre vendrían días mejores, o que después de la tempestad…

Encontrando esa obra de arte que purifique al espectador, el método que te llevará a una felicidad tranquila, a un karma sosegado, fuera de las ambigüedades que ello pueda repercutir. Salir de todo bucle que les irrite, el cómo y cuándo, la forma de borrar de nuestras mentes esos rostros preocupados, angustiados al no poder mirarse al espejo. Ante un sin fin de tragedias cotidianas que nadie sabe y llevan a cuestas todos menos los parásitos sociables. Al mentir a tus queridos, al ponerles buena cara y sonreír cuando no hay cosa que te apetezca menos en ese preciso instante. A obviar los errores y abrazar las reducidas ganas que se queden rezagadas por el camino. A soñar con lo imposible, y a querer lo prohibido.

¿DÓNDE COÑO ANDAS? VENTE PRONTO